Contubernios agencia-cliente

| 1 SEPTIEMBRE 2015 | ACTUALIZADO: 15 SEPTIEMBRE 2015 15:29

Los nutricionistas recomiendan desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo. En el mundo de las agencias de publicidad, no pocos altos directivos se quedaron –antes de la crisis- con lo de comer como reyes. Era la época en la que había dinero, donde daba igual tres que tres mil.

Las agencias creativas agasajaban a sus más importantes clientes con fastuosos viajes, mariscadas en el Cannes Lions Festival o cacerías con todos los gastos pagados. La crisis ha obligado a cambiar estas prácticas en no pocas agencias, pero todavía quedan algunos flecos. Porque, aunque no lo crean, aún sigue habiendo excesos, aunque ahora son en forma de contubernios.

¿Qué es un contubernio? No es ningún fichaje de la liga. La Real Academia tiene perfectamente definida el término como “acuerdo o alianza para fines censurables” y como segunda acepción “cohabitación ilegal de dos personas”. Lo han clavado. Pues bien, parece que algunos importantes ejecutivos de agencia siguen empeñados en hacer dinero por debajo de la mesa con sus clientes.

El trabajo es tan sencillo como ponerse de acuerdo en algo tan grisáceo como es facturar un trabajo creativo o una producción audiovisual. Basta con engordar las cifras y repartirse el bacalao.

Podría dar nombres y apellidos, pero me parecía muy duro empezar mis colaboraciones cortando las dos orejas y el rabo. Todo se andará. Sí les puedo decir que uno de los casos más graves está sucediendo desde hace unos años, en una de las cinco agencias más importantes de este país. A su lado, y en caso de que se confirme lo que ha salido de Bankia-Rato-Publicis-Zenith se podría quedar en algo anecdótico.

El caso que nos ocupa lo protagonizan un conocido CEO, cuya amistad con dos potentes (y cautivos) clientes ha traspasdo las barreras de la legalidad y la ética más elemental. Los que conocen estas prácticas saben que esto puede saltar por los aires en cualquier momento. Los interesados parece que por el momento prefieren mirar para otro lado. Algo parecido a lo que hicieron durante más de 10 años los ex de Patrocinios despedidos en el BBVA.

Ahora los tiempos no están para muchos contubernios. Bien harían estos personajes en nadar y guardar bien la ropa, porque cualquier día pueden terminar como el cuento del “Rey desnudo”. Alguien les terminará señalando con el dedo al grito de “¡el Rey va desnudo!”.

Me entienden, ¿verdad?