¿Despido procedente?

| 20 OCTUBRE 2015 | ACTUALIZADO: 20 OCTUBRE 2015 15:46

El reciente despido de un alto directivo de una conocida agencia, ha sorprendido a propios y extraños. Desde su salida no ha abierto el pico, pero los que conocemos sus horas de vuelo y sus resultados en forma de new business no damos crédito. ¿Por qué le han echado? Pues la verdad que nadie encuentra respuesta. Y, por supuesto, el afectado no nos la va a dar.

El artífice de esta decisión no es otro que un alto ejecutivo con nombre de marca de mantecados, uno de los pocos presidentes de otra generación que aún mantienen el mando. Dicen los que le conocen que tiene una querencia especial por el Hotel Ritz. No en vano, está al lado de la agencia.

Pero a lo que íbamos. El personaje, que si no roza ya supera los 60 años, ha tomado una decisión que nadie termina de entender. Sus razones tendrá, dicen unos. Otros, más perspicaces, creen que eso de asumir todas sus funciones suena un poco a golpe de mano. La decisión suena –comentan en los pasillos de la agencia- a la idea de quitarse de en medio a alguien que podría arrebatarle la poltrona antes de la jubilación. ¿Especulaciones?

Miren, no sé qué de cierto hay en todas estos dimes y diretes. Lo que está claro es que los argumentos del despedidor no han convencido ni a la recepcionista. ¿Le tenía miedo? ¡Pero si ha sido su mano derecha (e izquierda) durante años! ¿Y cómo alguien que te consigue negocio, es honesto y buena gente deja de ser de tu confianza? Nadie tiene respuestas. Sólo hay preguntas. Pero nadie se atreve a levantar la voz por aquello de no seguir el camino de su exjefe.

Ahora está en paro. Muchos curiosos y pretendientes seguro que están al acecho. Y ahora, supongo que esperando a que le indemnicen una pasta gansa. Y merecida. Lo tendrá que pelear.