El Español y la reconversión

| 23 FEBRERO 2016 | ACTUALIZADO: 23 FEBRERO 2016 9:22

Pedro J. Ramírez sorprendió a los españoles cuando, tras salir de Diario 16, lanzó en su momento el diario El Mundo. Fue un éxito rotundo, a pesar de tener en frente a competidores consolidados. El periódico logró convertirse en el medio más seguido y temido por políticos, empresarios, jueces y todo hijo de vecino. Firmaron importantes exclusivas fruto de un periodismo de investigación tozudo, que los afectados seguramente definirían como “campañas” de acoso y derribo.

Sea como fuere, Pedro J. se convirtió en un personaje admirado por muchos y odiado por algunos (los afectados, claro). Llevó el periodismo de denuncia hasta extremos inauditos, logrando que muchos estuviéramos ansiosos por conocer el siguiente “capítulo” del serial de corrupción de turno.

Su salida de El Mundo –no entro a si fue por su choque de trenes con el PP o por las pérdidas del medio- ha dejado un vacío; el mismo vacío que le han hecho casi todos los medios cuando anunció el lanzamiento de El Español. Ya no vemos a Pedro J. entre los tertulianos de radio o en programas de debate televisivo. Ha sido silenciado, parece evidente. Quizá porque algunos le tienen miedo, mucho miedo.

La apuesta por lanzar un medio online ha sido una apuesta arriesgada. Pero algo tenía que hacer. Nadie se imaginaba a este señor en casa de brazos cruzados. El problema es que no tengo muy claro si el modelo escogido es el mejor. Nadie lo sabe.

Los medios no viven su mejor momento. La gratuidad en Internet les ha hecho mucho daño y el hábito del papel pertenece a una generación que se diluirá como un azucarillo. El futuro nadie lo sabe, pero lo que sí se sabe es que los grupos de comunicación necesitan una seria reconversión como negocio si no quieren desaparecer del mapa.

DIRCOMFIDENCIAL informa que El Español puede prescindir de parte de la plantilla que contrató al principio. Una mala noticia para un sector que está herido de muerte y que hace tiempo busca sin éxito cautivar a unos anunciantes necesitados de creatividad.

Es muy bueno y muy sano que iniciativas editoriales como El Español tengan larga vida. Sin embargo, ya no basta con llamarte Pedro J. Ramírez. El lector está hoy híper informado en tiempo real y competir con esto es un combate titánico. Para el medio… y para los anunciantes, claro.

¿Habrá conversión?