¿Justos por pecadores?

| 27 OCTUBRE 2015 | ACTUALIZADO: 4 MARZO 2024 13:34

El caso Bankia ha dejado tocada la imagen de Publicis y ZenithOptimedia. Por el momento nadie sabe cómo terminará la cosa, pero mientras tanto el desgaste está siendo brutal. Cuando todo se esclarezca van a tener un duro trabajo para recuperar la dañada reputación.

Pero en todo este lío hay también danmificados. Personas que presuntamente cometieron el error de firmar papeles sin saber lo que se estaba cocinando detrás. Cuentan que este es el caso de Candi Rodríguez, directora general de Zenith, excelente profesional e imputada.

Por ahora todo son especulaciones, no hay sentencia firme. Por tanto, la presunción de inocencia está ahí. No tengo ni idea de si Candi conocía a Alberto Portuondo, supuesto colaborador en el delito de blanqueo de capitales por el que está siendo investigado el ex vicepresidente económico Rodrigo Rato. Es posible que alguien se lo presentara, pero sabiendo cómo funciona esto no me extrañaría que esta mujer sólo viera los papeles del contrato. Y no lo que había detrás, bajo la alfombra.

Lo de pagar justos por pecadores es muy antiguo. Aún así, uno sabe que estar en determinados puestos directivos implica la posibilidad de ser salpicado. Y ahí se puede pecar por acción, omisión o desinformación. Creo que este último es el caso que nos ocupa. Habrá qué ver lo que dicen los tribunales. En cuanto a Fernando Rodríguez y Xabier Olazábal, la cosa no la veo tan clara. Al menos para uno que conoce los entresijos de este gran circo de las centrales de medios.

Sea como fuere, parece que la tensión se palpa en ambas compañías. No en vano saben que se juegan mucho: la credibilidad. Seguro que si el Sr. Rato no estuviera metido en este tejemaneje este caso no existiría. Nunca se habrían pedido explicaciones a nadie. Porque esta práctica existe desde tiempos del pecado original.

No tengo claro cómo va a terminar este lío padre. Por ahora Portuondo ha sido el único que ha dado con sus huesos en la cárcel. No deseo el mal a nadie, a este hombre tampoco, pero quien juega con fuego puede terminar quemándose.

Más información sobre el caso Rato.