El Economista acelera su transformación digital al tiempo que mantiene el papel como «sustentador» de marca

| 19 OCTUBRE 2017 | ACTUALIZADO: 12 JULIO 2023 12:38

¿Hace falta papel? Casi diez años después de que los editores de prensa escrita vieran abrirse el suelo bajo sus pies, sigue sin haber unanimidad en la respuesta. Martin Baron, director de The Washington Post, sostiene que «los periódicos en papel no van a sobrevivir». En un mundo en el que la información se recibe de manera eminentemente digital, son muchos los que suscriben sus palabras.

En España, la línea que separa a los editores que defienden la supervivencia del papel de los que sólo ven salida al modelo digital es un poco más blanda. En nuestro país la posición más ecuánime se asienta sobre la idea de que a los periódicos aún no les ha llegado su hora, por muy maltrechos que les haya dejado la crisis. Lo hacen, no obstante, sin precisar si será así siempre.

Para El Economista el camino a seguir está muy claro. Tras más de doce años de actividad, en los que no ha logrado cerrar ningún ejercicio con las cuentas en equilibrio, su editora, Ecoprensa, ha tomado la determinación de centrar los esfuerzos y recursos del diario en el soporte digital a partir de este año. Mantendrá la edición en papel, pero con vistas a sustentar el peso de la marca y no como fuente principal de ingresos.

Tal y como expone la compañía en el informe de gestión que acompaña a sus últimas cuentas, correspondientes a 2016, la sangría de ingresos y lectores que afecta al periodismo impreso desde hace años ha obligado al diario que preside Alfonso de Salas a «desarrollar un modelo de negocio capaz de adaptarse a las nuevas condiciones del mercado y que -destaca- será el modelo referente en el futuro en el sector de la prensa».

Los ingresos derivados de la venta de ejemplares y suscripciones se desplomaron un 19,2% el año pasado

La nueva estrategia se centra en acelerar el trasvase de lectores del periódico del papel al digital, a la vista de que el hábito de comprar el primero ha quedado reducido a una minoría. Supone cerrar el timón a la banda web pero sin renunciar al soporte clásico.

De acuerdo con este plan, se reducirán «las publicaciones en papel al mínimo imprescindible para optimizar los costes de papel, impresión y transporte», lo que dejará a este soporte como «el creador y sustentador de la marca y credibilidad del diario, pero no el principal generador de ingresos».

El importe neto de la cifra de negocios de Ecoprensa ascendió a 16 millones de euros el año pasado, lo que supone un aumento del 1% con respecto al 2015. Dentro de esta cifra, los ingresos digitales representaron el 48% del volumen total y se espera que lleguen al 52% al final del 2017. Asimismo, el 57% de la facturación publicitaria fue digital.

Se trata, en fin, de acelerar la transformación digital en la que trabajan todos los medios sin excepción desde hace años y que, en cierto modo, persigue la diversificación de ingresos. Más aún teniendo en cuenta que los ingresos derivados de la venta de ejemplares y suscripciones se desplomaron un 19,2% el año pasado, mientras que la línea de eventos creció un 28,2%, según la memoria económica de la compañía. En consecuencia, la editora se dejó 1,1 millones de euros en 2016. Casi cuatro veces más que el año anterior.

En esta misma dirección, Ecoprensa concentrará el pago en Internet en aquellos «servicios que interesen a determinados nichos de usuarios, y aquí El Economista es actualmente la única web de la prensa española que tiene dos portales de pago, Ecotrader y El Monitor», sostiene el informe.

Dentro de estos planes, que se plantearon de cara a desarrollarlos este año, destaca la implantación de nuevos recursos, tanto tecnológicos como humanos, con el fin de «cualificar la información» y mejorar la experiencia de los usuarios de cara a lograr más ingresos por publicidad programática.

Refuerzo de la alianza comercial con Vocento

La alianza comercial que alcanzaron en 2016 el Grupo Vocento y Ecoprensa ha sido fructífera para ambas partes, que buscarán reforzarla. De acuerdo con la memoria económica, esta relación ha supuesto una reducción de costes salarial en el equipo comercial de El Economista, que fue desintegrado al poco de producirse la unión, así como ahorros a la hora de establecer condiciones de negociación con las centrales de medios.