Periodistas de The Wall Street Journal piden a su periódico una distinción más clara entre información y opinión

| 23 JULIO 2020 | ACTUALIZADO: 24 JULIO 2020 9:01

Más de 280 trabajadores de The Wall Street Journal han firmado una carta dirigida al editor del diario en el que le piden una diferenciación más evidente entre contenido informativo y artículos de opinión. Según los firmantes, “la falta de transparencia y de verificación de datos, así como el aparente desprecio por la evidencia” de todo lo que no sea información factual y comprobada “socava la confianza de nuestros lectores y nuestra capacidad de ganar credibilidad con las fuentes”.

Ese escrito incluye varios ejemplos al respecto, como una columna del vicepresidente de EEUU sobre el coronavirus que después fue corregida con datos, e indica que quienes leen el diario a menudo no distinguen qué es opinión y qué es información. Para resolverlo sus autores proponen un etiquetado más claro del contenido opinativo en web y apps del periódico, así como una leyenda que aclare que “Las páginas de Opinión de The Wall Street Journal son independientes de su redacción”.

Esto último serviría para que los lectores comprendan que esos dos ámbitos funcionan en realidad de forma separada, bajo liderazgos distintos. Paul Gigot dirige desde 2001 el área de Opinión, mientras que la redacción está al cargo de Matt Murray desde 2018. Los firmantes consideran que lo adecuado es mostrar esta segregación con todas sus consecuencias e incluso creen adecuado sacar los artículos opinativos de la lista de lo más leído del diario para que formen parte de una exclusiva para ellos por separado.

Este episodio llega en medio de un clima de tensión creciente en algunas redacciones de EEUU precisamente por las posturas que representan algunas columnas publicadas desde la muerte de un ciudadano negro a manos de la Policía de Minnesota. Hace algunas semanas se produjo la dimisión del hasta entonces de jefe de Opinión de The New York Times por publicar un artículo de un senador que proponía el uso de la fuerza militar para intervenir en las marchas de protesta, y recientemente una editora que trabajó con él ha abandonado igualmente el periódico entre quejas de perspectivas sesgadas.

En el caso de The Wall Street Journal, una reciente columna titulada El mito del racismo sistémico de la Policía creó malestar entre parte de la redacción, especialmente entre los trabajadores de raza negra, por su exposición de “hechos seleccionados” y su “conclusión errónea”. En este y en otros casos, el debate sobre impedir la difusión de contenidos considerados racistas a través de artículos de opinión se mezcla con la conversación sobre cómo hacer que los lectores sepan diferenciarlos de la información e interpretarlos de forma acorde, especialmente en un entorno polarizado como el de EEUU.