David Torrejón: Asociaciones, hoy más que nunca

| 23 MARZO 2017

Aprovecho esta ventana que me ofrece DIRCOMFIDENCIAL para destacar la aportación que las asociaciones profesionales están llamadas a hacer al mundo de la comunicación comercial digital.

Los más veteranos publicitarios pueden contarnos aún cómo gracias a ellas nacieron herramientas que las generaciones más jóvenes dimos por descontadas, como la OJD o el EGM, (hoy AIMC) o Autocontrol.

Sin embargo, no pudo hablarse de publicidad realmente moderna en nuestro país hasta que se crearon con el esfuerzo de agencias, anunciantes y medios.

Con la eclosión de Internet se vivieron momentos complicados. Parecía que se borraban las fronteras entre lo que era una agencia, un medio, un medidor o una tienda de comercio electrónico y si ponías en duda la sensatez del sistema, la respuesta era que se trataba de Internet y las reglas eran diferentes. Cuando los anunciantes entendieron que eran diferentes sí, pero muy malas para sus intereses, las cosas volvieron a aclararse.

«Con la explosión de las redes sociales y el imperio de los gigantes, que se están llevando buena parte de la inversión, estamos de nuevo en una situación de difícil sostenimiento».

Ahora, con la explosión de las redes sociales y el imperio de los gigantes (Google, Facebook, Instagram, Youtube…), que se están llevando buena parte de la inversión, estamos de nuevo en una situación de difícil sostenimiento. Por un lado, estos monstruos planetarios son tremendamente opacos. Solamente ahora están empezando a admitir una medición independiente. Pero aún no sabemos lo que facturan en España, por obvias y más que discutibles razones fiscales. Y frente a estos ecosistemas propietarios, opacos y fiscalmente aprovechados, tenemos un ecosistema abierto de medios digitales en los que la situación tampoco parece la mejor: tráfico robótico, visibilidad dudosa, desconfianza hacia la caja negra programática, saturación de anuncios, bloqueadores, etc. Lo dice el primer anunciante del mundo.

Aunque con algunos años de retraso, parece que ya ha cundido la preocupación. Se abre otra ventana histórica en la que las asociaciones deberían ser capaces de hacer el trabajo que hicieron nuestros abuelos el siglo pasado. Desde La FEDE, estaremos siempre dispuestos a arrimar el hombro.