“La transparencia, la integridad y el acceso de información conforman la trinidad de los Asuntos Públicos”

| 31 AGOSTO 2022

Los profesionales del lobby redoblan esfuerzos por defender la esencial importancia de su oficio en la sociedad y depurar las connotaciones negativas que tradicionalmente ha ido arrastrando. Ese ha sido, precisamente, el propósito de David Álvaro, director de análisis, estudios y comunicación de ACENTO, con Lobby en Positivo, un libro que recoge la amplia perspectiva de un experto en Asunto Públicos, que ha trabajado en numerosas campañas electorales en España y en el extranjero, como la que llevó a Mariano Rajoy a la Moncloa en 2011, la de 2015 y 2016.

El autor explica a DIRCOMFIDENCIAL que el término lobby “genera una triada de reacciones que conforman una trinidad perfecta e inquebrantable”. Por un lado, indica, están quienes desconocen por completo este concepto. En segundo lugar, aquellos que “consideran que se trata de una suerte de intercambios de favores de dudosa moralidad en beneficio de unos pocos”. Por último, “están los profesionales que entienden, conocen y valoran la sana y beneficiosa actividad que genera”.

¿Por qué el término lobby ha tenido tradicionalmente una interpretación peyorativa? En opinión del autor, la explicación de la mala reputación “es una muticausalidad derivada principalmente de cuatro grandes cuestiones: el intrusismo laboral, la corrupción existente, los abusos desmedidos y un punto, no poco importante, procedente de la construcción de mitos que no se ajustan a la realidad”. El mejor antídoto para mejorar esta percepción, defiende el director de ACENTO, es la aprobación de “normas claras, concisas e iguales para todos, que hagan del lobby una profesión transparente, sin aristas ni zonas sombrías”. La transparencia, la integridad y el acceso de información constituyen, en opinión del autor, “la trinidad de los Asuntos Públicos”.

La transparencia, la integridad y el acceso de información constituyen, en opinión del autor, “la trinidad de los Asuntos Públicos”.

El libro, defiende Álvaro, es “un alegato de la legislación”, en un momento en el que en España existen regulaciones del lobby a nivel autonómico, local y supranacional, pero no todavía a nivel estatal. Una demanda que, en opinión del politólogo, contribuiría a mejorar la imagen de este ámbito.

La regulación del lobby es un reto colectivo y global. El autor describe y compara en el libro la evolución de la regulación de esta actividad en distintos países, con diferentes culturas democráticas. De Reino Unido, opina que le “resulta llamativo que una de las cunas de la actividad del lobby haya tenido tantas reticencias a la hora de legislar su desempeño”.

Pone en valor la fuerte consistencia del papel creciente de esta actividad que, a su juicio, destaca en países como Estados Unidos, “donde siempre han sido conscientes de la necesidad de ofrecer transparencia y rigor a la actividad”, Alemania, Australia, Canadá o, incluso, Taiwán. Es posible que al lector le llame la atención la conclusión expuesta en el libro de que Francia se sitúa “como una de las naciones de la Unión Europea más retrasada en regulación, normalización y procedimentación del lobby”.

Aunque el lobby se ha ido extendiendo y normalizando en los últimos años, es una actividad ancestral. Álvaro cuenta que uno de los lobistas más influyentes de la historia fue el fraile Juan Pérez, un desconocido monje del siglo XV del monasterio de Huelva donde se recluyó Cristóbal Colón. Tras varios intentos fallidos del navegante –detalla en el libro– Fray Juan Pérez contactó con la reina Isabel para convencerla de la importancia de financiar y apoyar la ambiciosa expedición. Gracias a esa acción, Colón descubrió América, una hazaña histórica sin presentes.

Álvaro defiende el papel de los consultores de los Asuntos Públicos para lograr que instituciones, organizaciones, colectivos o empresas, puedan trasladar a las Administraciones Públicas sus reivindicaciones, demandas o inquietudes. Profesionales que deben poseer “capacidad negociadora, comunicativa, estratégica y empática”.

Lobby en positivo también recoge las valiosas visiones de tres de los mayores expertos en la materia: el cofundador de Transparency International España, Jesús Sánchez Lambás, que aporta en el prólogo una definición instructiva y pedagógica de lobby, y los doctores James Gregory Payne y Robert E. Brown, dos de los mayores expertos en diplomacia pública y relaciones institucionales.

Un libro imprescindible para entender la importancia, evolución y el horizonte de esta actividad tan compleja como trascendental. “Un mecanismo imprescindible”, cuenta el autor, “para el buen funcionamiento de los sistemas democráticos”.