Año de juicios

| 30 DICIEMBRE 2015

Se acerca peligrosamente un 2016 en el que el sector publicitario va a volver a ser noticia. Si para Iñaki Urdangarín y sus colegas de Noós va a ser un año inolvidable, tampoco lo va a ser menos para los que, presuntamente, se han podido manchar las manos con dinero ajeno.

Estos días me pasó un amigo la serie italiana “Il Capo dei Capi”, en la que se narra la vida del sanguinario mafioso Salvatore Riina (Totó para sus amigos). Debo reconocer que a uno se le ponen los pelos como escarpias cuando observa la frialdad e impunidad con que esta gente actuaba en los años 80 y 90. Desconozco la situación actual.

Aunque no hay nada comparable con las actividades mafiosas a las que alude la serie, sí es cierto que a uno le hacen reflexionar. Porque lo que empezó siendo un afán de poder de un grupo de campesinos corleoneses, acaba convirtiéndose en el más grave problema de Italia durante decenios.

En nuestro país los delitos monetarios se han convertido en noticia de portada casi semanalmente. Lo curioso es que esto le suele pasar, en no pocos casos, a gente que tiene la vida resuelta. La Casa Real española sabe bien de lo que hablamos.

Está claro que hasta que no haya sentencia todo el mundo es “presunto”, pero a nadie le gusta que le incluyan este sospechoso “título” en su currículum vitae. Porque, quieras o no, te deja marcado de por vida.

En el “caso Bankia”, con Rodrigo Rato como protagonista,  ya está afectando a compañías publicitarias como Publicis y Zenith. Hay cuatro altos directivos de estas agencias imputados, y una persona entre rejas. Tiene pinta de que la cosa se puede liar gorda.

No creo que esté siendo una Navidad tranquila para Miguel Ángel Furones, Fernando Rodríguez, Xabi Olazábal y Candi Rodríguez. Seguramente no calibraron bien las consecuencias que podría llegar a tener trabajar para Bankia. Ahora ya lo saben. Lo sabe toda la profesión.

Esperemos que se aclare todo pronto, por el bien de la profesión. Alargar este caso sólo puede perjudicarnos a todos.