Las grandes plataformas reavivan el debate sobre sus responsabilidades con el veto a Alex Jones

| 15 AGOSTO 2018 | ACTUALIZADO: 17 AGOSTO 2018 9:17

El debate está servido. La semana pasada grandes plataformas como Apple, Facebook, Youtube, Mailchimp o Spotify decidieron expulsar a Alex Jones, el personaje más influyente de la derecha estadounidense. Todas ellas han asegurado que lo hicieron porque su discurso incumplía las condiciones de uso, pero su posicionamiento marca un antes y un después en el debate sobre sus responsabilidades.

Jones es el fundador de la web Infowars y del programa de radio que lleva su nombre. Desde estos medios ha sostenido todo tipo de teorías sobre supuestos abusos del gobierno estadounidense, especialmente de la Administración de Obama. Como, por ejemplo, que la matanza de la de Newston, en diciembre 2012, fue un montaje gubernamental para limitar el derecho a tener armas de los ciudadanos.

Y es que, si bien hacía tiempo que se barruntaba un posible veto a los mensajes del periodista, bastó que Apple abriera la veda el pasado 5 de agosto para que la demás fueran detrás. La única plataforma que mantiene abierta su cuenta es Twitter. En palabras de su CEO,  Jack Dorsey, «no ha violado las reglas».

Como era de esperar, Jones ve en esta decisión un ataque a su libertad de expresión, y a través de su red de Twitter ha planteado que «el problema no es si Infowars está participando en un ‘discurso de odio’ o ‘violando los estándares de la comunidad’. Se trata de si quien habla tiene ideas favorables o ideas contrarias».

Entre la decisión del veto a Alex Jones surge la cuestión del compromiso que tienen sobre el contenido que se publica en las plataformas

A la vista de este enfrentamiento, entre la decisión tomada por Twitter y la del resto de compañías surge la cuestión del compromiso que tienen sobre el contenido que se publica en las plataformas.

Para empezar, cualquier red social, desde Facebook hasta Youtube, ha rechazado desde siempre la etiqueta de medio de comunicación. Una posición inamovible escudada en varios razones. Por un lado, en la rentabilidad que les proporciona reconocerse como una empresa tecnológica, condición que les permite no pagar por los contenidos que simplemente distribuyen ni admitir su dependencia de la publicidad.

Del otro lado, estarían las obligaciones que como medio se verían obligadas a asumir estas compañías, como son las cuestiones relacionadas con la libertad de expresión y la censura, precisamente.

Así pues, y pese a ser reciente, la expulsión de Jones de las redes ha supuesto un punto de inflexión en la evolución de las plataformas tecnológicas. Durante años han evitado tomar decisiones editoriales, argumentando que lo contenidos eran responsabilidad de los usuarios.  Argumento bajo el cual han podido pasar de puntillas sobre el problema de la desinformación o el discurso del odio. Ahora, sin embargo, toda esa neutralidad ha quedado rota con el veto a Jones, quién sabe si de forma definitiva.