Alfredo Urdaci: El mundo en la palma de la mano

| 20 ENERO 2018

La última de mis curiosidades (uno es un eterno aprendiz) es la transformación digital. He tenido la suerte de cruzarme en el camino con el libro de Adolfo Ramírez Morales, “Digitalízate o desaparece”. Título imperativo y de contenido radical, porque parte del fondo del problema para llegar hasta las herramientas del gran cambio de paradigma para las empresas. El título está justificado porque vivimos un gran cambio que nos obliga a un proceso de adaptación. Quienes no lo hagan, desaparecerán como los dinosaurios. Un cambio que se produce a una gran velocidad, en todos los sectores, que afecta a la línea de flotación de los negocios y de las empresas, que tiene un componente social (economía colaborativa, conversaciones en red) y que tiene en el talento un factor determinante de la competencia.

Una de los elementos más estimulantes del libro de Adolfo Ramírez es que pone en el centro no a la tecnología sino a las personas, y que subraya la necesidad de que el cambio implique un tipo de liderazgo que busque la transformación de las personas.

Desde su larga experiencia como responsable de Tecnología y Operaciones del Banco Santander, el autor recomienda a los empresarios y ejecutivos el diseño de una estrategia para saber dónde se quiere llegar, y siete grandes dimensiones de la transformación digital.

En primer lugar la cultura y la comunicación como forma de actualizar los valores y dotar a las organizaciones de coherencia y de una imagen de marca que figure como un sello en el comportamiento de los empleados. La segunda dimensión pone el foco en la experiencia del cliente, que debe ser inigualable, integrada e individualizada, centrada en la calidad, la sencillez y la innovación. La tercera dimensión, quizá una de las más delicadas, es la implantación de un modelo organizativo nuevo en el que las comunidades y los ecosistemas son más importantes que las jerarquías.

«Una de los elementos más estimulantes del libro de Adolfo Ramírez es que pone en el centro no a la tecnología sino a las personas».

La cuarta dimensión conecta  el talento de las personas con la cultura y el propósito de las organizaciones, en un cambio que debe ser interiorizado por todos, dirigido con el ejemplo, fomentando la participación, la conexión emocional y el desarrollo de las capacidades individuales. La quinta dimensión se refiere a la tecnología en armonía con el negocio y centrada en el servicio al cliente. La sexta se centra en la simplificación de todos los procesos y la séptima en el camino que va desde la idea al negocio: la innovación: “solo si la estrategia tecnológica se encuentra alineada con el cambio cultural será posible generar  un impacto significativo”.

Por último y no menos importante, la tercera parte del libro se centra en dos aspectos fundamentales: la ejecución de la estrategia, el cómo alinear a la organización en la persecución del propósito y eliminar las barreras para conseguirlo, y en el liderazgo en tiempos de cambio. Y aquí señala el autor algunos de los rasgos fundamentales de ese liderazgo: ser buena persona para ser buen líder, estar orientado a la experiencia del cliente, que promueve la transformación de las personas, que dirige con el ejemplo, que instala la cultura de la innovación y el aprendizaje, que es integrador y que planifica el presente para ganar el futuro.