Alfredo Urdaci: Lo que cambiará su 2018
Cuando se barrunta el fin de año, uno se acuerda de Borges, que siempre dijo que son más importantes los libros que se han leído que los que se han escrito. En un mundo de pantallas, no es cierto que la pasión por las letras se haya convertido en una extraña inclinación.
Uno, que viaja en los cercanías, sabe que entre estaciones los viajeros devoran el desayuno mental de obras diversas. Hay quien lleva en la mano el «Patria» de Aramburu, y quien busca en la autoayuda un nuevo pretexto de motivación.
De entre lo leído este año, si tuviera que recomendarles solo un libro a los lectores de este DIRCOMFIDENCIAL, sería «Creatividad S.A» de Ed Catmull.
Narra la experiencia de Pixar, empresa que fundó y con la que revolucionó la industria de la animación. Pero lo importante no está en los éxitos de taquilla de sus películas, sino en la gestión interna de la compañía, en la forma de organizar unos equipos para que la inspiración no se ahogara en jerarquías, burbujas y competencia entre departamentos vecinos.
Las más de trescientas páginas del libro son el relato de cómo se consigue que una organización compleja sea capaz de obtener lo mejor de cada uno de sus empleados, de cómo se organizan las relaciones para que todos contribuyan a un bien común. No es fácil. Los directores de recursos humanos lo saben.
«Si no se consigue que las personas de una organización se sientan libres para sugerir ideas, todos salen perdiendo».
Una de las ideas fuerza de Catmull es que la comunicación interna no debe ser el reflejo de la jerarquía. Si no se consigue que las personas de una organización se sientan libres para sugerir ideas, todos salen perdiendo.
Existen muchas razones para que la gente no sea franca y sincera en su entorno laboral. La tarea de los directivos consiste en averiguar esas razones y neutralizarlas. Y una más: si se dice más la verdad en los pasillos que en las reuniones, usted directivo tiene un problema. Lean a Catmull. Y su próximo año será diferente.