foto Manuela Battaglini Manrique de Lara

Manuela Battaglini Manrique de Lara: Inspiración

| 29 ABRIL 2016

Una de las mayores sensaciones que suben la adrenalina es la del descubrimiento inspirador. La sensación de llegar a un sitio, como es Londres, y cuando llegas del aeropuerto y te bajas en el mismo centro de la ciudad, tienes que pararte en seco, respirar la ciudad con los ojos cerrados y captar esa esencia de libertad y del respeto hacia la libertad ajena, y volverlos a abrir para que tus ojos empiecen a captar todo aquello que siempre quisiste captar en una ciudad: Inspiración. Y ahí te das cuenta de que en esa ciudad suceden cosas espectaculares todos los días.

Sinceramente, echo de menos esa inspiración en mi país, España. Y los que tenemos un trabajo creativo necesitamos esa inspiración, y que nuestra imaginación pueda llegar a recovecos que la red nos limita descubrir.

Esto se traslada a las empresas y a las personas que trabajan en ellas. Siempre nos encontramos limitaciones y miedo a probar cosas nuevas que sabemos que van a funcionar porque es la propia energía de la marca, una vez que la conoces y que te has metido dentro de ella, la que te guía, y te susurra al oído por dónde debes ir.

Hay muchas cosas que aún sueño con hacer realidad algún día, pero hay una acción en concreto que propuse cuando trabajaba en una empresa de automoción en el año 2010, para promocionar el lanzamiento del nuevo modelo que iba dirigido a millenials. Cuando entré a trabajar a esa empresa, había una acción para este modelo con dos chicos jóvenes que recorrían la geografía española en este coche grabando 25 cosas divertidas que había que hacer antes de cumplir los 25 años.

«En nuestro país hay mucha gente perdida, en gran parte, por la situación de crisis que sufrimos, pero también está lleno de gente que ha alcanzado sus metas».

La acción era graciosa, pero muy simple. Entre las 25 cosas estaban hacer puenting, strip pocker, subir la torre de Benidorm… Demasiado predecible. Conocimos a los chicos e intercambié correos, quería sacarles info sobre sus vidas, y extraje una conclusión: Que los de su generación estaban perdidísimos, y lo reconocen abiertamente, sin complejos.

En nuestro país hay mucha gente perdida, en gran parte, por la situación de crisis que sufrimos, pero también está lleno de gente que ha alcanzado sus metas. ¿Y dónde está esta gente? Por todas partes, pero son los menos mediáticos, no interesan.

Entonces, propuse transformar esta situación en un movimiento: “Yo pude, todos podemos”. En la que dos chicos del target del modelo que se quería promocionar, recorriesen el país en coche y fuesen localizando a personas anónimas que dieron un gran giro en sus vidas y consiguieron sus metas. El objetivo: Inspirar con su propia experiencia que encontrar tu sitio es posible, y que es cuestión de que la persona adecuada te indique hacia dónde mirar.

¿Cómo seleccionar a estos dos chicos? La condición era que tenían que estar preparados para el cambio, y se está preparado cuando uno toca fondo. Entonces, busqué y encontré un vídeo de Ridley Scott en el que animaba a la gente que quería ser director de cine como él, a que le mandasen un vídeo contando Life in a day, y su mensaje era: “no hay excusas, tienes tu cámara, sal ahí fuera y pon en imágenes y palabras tus sentimientos”. Nuestro casting se haría de la misma manera.

También hicimos una selección de gente impresionante que cambió sus vidas radicalmente con una gran dosis de valentía y de perseverancia, y todas estaban dispuestas a participar. Ya teníamos estructurada la estrategia y la agenda para cada día: las ciudades que visitarían, las personas que entrevistarían, las preguntas que les harían, y el subidón a la hora de colocar una pieza más en el puzle era brutal.

La presentamos al director del departamento de publicidad. Le encantó, pero se salía de lo que habían hecho antes, y le dio miedo. Miedo a presentar a su superior algo que rompiese con la misma dinámicas de años, y no prosperó.

En un ataque de cuernos le pedí el mail por Twitter al que era director general de Coca-Cola España, y le pasé la acción. Se leyó el tocho, y me respondió: “Leído… engancha, ¿sabes?”. Así que, como dice el dicho: Quien la sigue, la consigue, quizás en Londres.