Negros, blancos e hispanos se sienten incomprendidos por los medios de EEUU, pero por diferentes motivos
El último estudio de Pew Research Center muestra una realidad transversal de gran parte de los ciudadanos estadounidenses en torno al periodismo nacional, al margen del color de su piel: hasta un 59% de los encuestados creen que los medios no comprenden a personas como ellos. Pero detrás de esta sensación compartida hay diferentes motivos en función de los grupos raciales, lo que configura un escenario de insatisfacción sobre la actividad de los periodistas desde varios frentes que dibuja polarización y problemas de cohesión.
De este modo, los blancos descontentos con los medios lo están fundamentalmente debido a que sus perspectivas ideológicas no son entendidas (hasta un 39%); por su parte, los negros sienten incomprendidas en mayor grado sus características personales (34%); y los hispanos, aunque de forma más repartida entre distintos factores, muestran su insatisfacción sobre cómo se asumen sus intereses personales (26%). En los tres casos las diferencias son notables respecto a la misma preocupación en el resto de los grupos sociales analizados.
El sentimiento de incomprensión por parte de los medios también registra diferencias fundamentales en el caso de la orientación del voto. Los republicanos se consideran peor entendidos en cuestiones ideológicas, mientras que los demócratas son más proclives a citar la clase social o intereses / características personales como base del problema. Trasladado a rangos de edad, es más habitual que los mayores de 50 años citen las perspectivas políticas frente a los intereses particulares que mencionan los que están por debajo de ese límite.
Las preguntas de este estudio fueron realizadas entre el 18 de febrero y el 2 de marzo, de modo que no recogen el impacto emocional del episodio del ciudadano negro que murió a manos de la policía de Minneapolis en mayo. Ese suceso ha desencadenado marchas y manifestaciones a lo largo de todo el país, y también ha causado tensiones dentro de los propios medios.
El mayor ejemplo de esto último fue la dimisión del jefe de Opinión de The New York Times tras admitir que no había hecho bien su trabajo al permitir la publicación de una columna de un senador que llamaba a la respuesta militar contra esas movilizaciones.