The New York Times anuncia nuevos recortes para crecer hasta 2020

| 19 ENERO 2017

El caso de The New York Times ejemplifica a la perfección la paradoja del periodismo en los últimos tiempos. Le va bien en términos de relevancia informativa, número de suscriptores, innovación en el desarrollo de contenidos y formas de trabajo. Pero, en cambio, los resultados financieros siguen resistiéndose después de varios años de adaptación, lo que impide encuadrar su modelo de transformación digital como un caso de éxito.

«Este es un momento vital en la historia de The New York Times», reconocen los autores de un informe interno de 37 páginas donde detallan lo que debe y no debe hacer la empresa editora de aquí a 2020. Y lo que se vislumbra con claridad en el horizonte de los próximos tres años son nuevos procesos de ajuste de gastos. O lo que es lo mismo, recortes de plantilla en una cabecera que la última vez que echó mano de la tijera recortó 200 empleos en 2014.

Es verdad que la situación del diario neoyorquino es mejor que la de muchos de sus competidores. A esto ha contribuido su capacidad de adaptarse hábilmente a las exigencias del periodismo digital, pero el cambio debe ser más acelerado. Al menos eso es lo que aseguran en el informe titulado ‘Periodismo que se diferencia’, en cuya redacción han participado siete periodistas del medio.

Entre las sugerencias de futuro que hacen resalta la ampliación de formación de sus periodistas y editores, la contratación de profesionales polivalentes y la profundización en el compromiso con el lector. Esta última sigue siendo uno de los principales caballos de batalla en todo el sector, puesto que aumentar la fidelidad de su audiencia le permitiría tener más suscriptores.

Pretende alcanzar los 800 millones de dólares en ingresos digitales dentro de tres años

Y eso que su CEO, Mark Thompson, ha repetido en más de una ocasión que su éxito radica precisamente en las suscripciones e ingresos publicitarios digitales. «Somos, en los términos más simples, uno de los primeros negocios en la suscripción». Efectivamente, cuentan con 1,5 millones de suscriptores en su edición digital, mientras que papel tienen un millón. Una posición de relativo privilegio dentro del sector mediático que les permite no obsesionarse con el volumen de tráfico ni con la venta de publicidad a costes de click.

En este sentido, los autores del informe aseguran que los lectores del periódico «están dispuestos a compartir su tiempo y su dinero». Un caldo de cultivo propicio para duplicar las cifras de facturación digitales, al menos esas son las expectativas. En su último informe económico, referido a 2015, The New York Times generó unos ingresos cercanos a los 500 millones de dólares en el negocio digital, una cifra que supera a la registrada por BuzzFeed, The Guardian y The Washington Post, en conjunto. Con todo, el objetivo es alcanzar los 800 millones de dólares en 2020. En otras palabras, apuestan por seguir basando su negocio en el modelo de suscripción.

Para lograr crecer a estos niveles, o mejor dicho duplicarlos, así como para continuar su éxito como modelo periodístico, exigen cambiar a un ritmo más rápido de lo que lo han venido haciendo a esta hora. Es en este punto donde se abre la puerta a posibles nuevos recortes, en este caso para «garantizar la supervivencia de la compañía en los próximos años».

Curiosamente, los responsables de la cabecera explican que esta situación ha venido provocada por el incesante descenso de la publicidad en la prensa impresa. En otras palabras, consideran que las estructuras que deben resistir los medios tradiciones son inasumibles si se comparan con las del entorno digital. En este sentido, especifican que la viabilidad pasa por una nueva reestructuración en la sala de redacción, con la que esperan «reducir la duplicación de tareas en la edición de artículos». En plata: vislumbran un mayor peso de la edición digital en detrimento del papel.

De este modo, el plan para recortar los editores refleja un esfuerzo más amplio por parte de la plantilla de papel para intentar optimizarse y parecerse a las compañías de medios digitales, mucho más magras. «Si nos fijamos en cualquier sala de redacción construida para un entorno digital no se parecen nada a la estructura de la edición que tiene The New York Times».

Pero el informe descubre otras muchas iniciativas, como son una mayor inversión en el aspecto multimedia, minorizar el peso de la edición impresa o fomentar la contratación de periodistas freelances, entre otras.