Rebecca RicoRebecca Rico.

Impulsando la transformación desde la Comunicación Interna

| 13 MAYO 2025 | ACTUALIZADO: 14 MAYO 2025 9:19

El 81% de las organizaciones en España está inmerso en un proceso de transformación. No se trata de ajustes menores, sino de cambios profundos y acelerados: nuevos propósitos, nuevos modelos de negocio, nuevas formas de trabajar. Todo ello impulsado por un contexto económico, social y político que cambia a un ritmo sin precedentes.

En este nuevo escenario, alinear estratégicamente a las personas es fundamental. Porque cuando la transformación no se acompaña de una narrativa clara y compartida, cuando las personas no entienden el porqué ni el hacia dónde, lo que se genera no es avance, sino fractura, desconexión y estancamiento.

Por eso, entre los síntomas más frecuentes en muchas compañías hoy están la pérdida de orgullo de pertenencia y el descenso del compromiso interno. Y es ahí donde la Comunicación Interna marca la diferencia: cuando conecta el negocio con las personas, y la estrategia con el sentido.

Desde hace más de 25 años, ATREVIA ha sido referente en este camino. Fundadora del Observatorio de Comunicación Interna en 2001, la compañía ha acompañado a cientos de organizaciones en procesos de transformación desde dentro, con un enfoque que une estrategia, cultura y liderazgo.

Sobre todo ello hablamos con Rebecca Rico Irwin, directora global del Área de Cultura, Personas y Comunicación Interna de ATREVIA, en una entrevista que explora cómo movilizar organizaciones enteras, qué papel juega hoy la Comunicación Interna en las organizaciones, y qué errores están cometiendo las organizaciones en ese proceso.

¿Qué hace diferentes los procesos actuales de etapas anteriores de cambio?

La velocidad, simultaneidad y profundidad de las transformaciones que estamos viviendo no tiene precedentes. Ya no hablamos de una transformación puntual o funcional. Las organizaciones necesitan reinventarse para afrontar los retos a los que se enfrentan y necesitan hacerlo rápido.

Si pensamos en cualquier hito de digitalización anterior, por ejemplo, la migración de sistemas a la nube, las organizaciones abordaron esa transformación como un proceso escalonado, planificado y progresivo. El cambio era profundo, sí, pero tenía cierto margen de adaptación. En cambio, la inteligencia artificial se está adoptando en semanas, cambiando no solo herramientas, sino roles, modelos de negocio y formas de liderar.

«Las organizaciones necesitan reinventarse para afrontar los retos a los que se enfrentan y necesitan hacerlo rápido».

¿Qué papel tiene la Comunicación Interna en ese proceso?

Ayuda a ganar velocidad y agilidad, y evita fricciones. Cuantos más miembros de la organización tengan claridad sobre dónde vamos y por qué, más rápido se avanzará en esa dirección ya que ellos mismos podrán transformar la organización desde su ámbito de actuación. La Comunicación Interna permite construir el relato colectivo que conecta las decisiones del negocio con las personas, activa el liderazgo como motor de confianza, y traduce los grandes porqués en mensajes comprensibles y movilizadores.

En entornos acelerados, la Comunicación Interna da coherencia, foco y ritmo. Sin ella, las iniciativas se fragmentan, los mensajes se diluyen y las personas se desconectan. Y cuando eso pasa, la transformación pierde su músculo más importante: el compromiso real de quienes tienen que hacerla posible.

¿Qué dificultades están encontrando las organizaciones a la hora de darle ese papel?

La Comunicación Interna no siempre es percibida como una herramienta estratégica de facilitación del cambio. En muchas organizaciones tiene un papel de mera transmisora, un elemento higiénico para informar a los empleados de novedades y aspectos más operativos pero que no trasciende más allá.

«En entornos acelerados, la Comunicación Interna da coherencia, foco y ritmo».

Una estrategia debe incluir; primero, una visión clara y coherente de qué comportamientos quiere movilizar; segundo, una escucha real —no solo encuestas— que permita entender las conversaciones, las expectativas y los silencios; y tercero, que los mensajes se traduzcan en experiencias, ritos, decisiones, símbolos.

Para que esto sea posible, la CI no puede depender sólo del departamento de comunicación o de recursos humanos, debe estar embebida en todos los ámbitos del negocio.

¿Qué tendencias y buenas prácticas estáis viendo en vuestros clientes?

Además de la gestión de la transformación cultural en sí, observamos cómo se intensifican algunas demandas muy concretas como reforzar el orgullo de pertenencia, conectar con públicos deslocalizados, activar el rol comunicador de los líderes, o medir de forma sistemática el impacto de la comunicación interna. Necesidades estrechamente vinculadas a los grandes retos que hemos mencionado anteriormente.