Lola Estevan, directora de la oficina de Barcelona de Evercom.

Lola Estevan: Barcelona, ¿y ahora qué?

| 10 JUNIO 2020

La desescalada ya ha comenzado. Parece que podemos vislumbrar la luz al final del túnel, pero esa claridad está aún lejos de percibirse como el final de lo que estamos viviendo aún en el confinamiento de nuestros hogares. Barcelona también va a comenzar a despertar, pero con la agridulce sensación de que será, junto con Madrid, una de las últimas ciudades en acoger esa “nueva normalidad” que todos vamos abrazando poco a poco en nuestras mentes.

Pero, ¿cómo va a ser esa nueva Barcelona? ¿Cómo nos va a afectar el coma inducido al que hemos estado expuestos en las últimas semanas? ¿Y cuánto tiempo tardaremos en sobreponernos, en renacer? Son preguntas que rondan en las cabezas de todos nosotros y que pocos o nadie sabemos responder.

El plan de desescalada del Gobierno apunta a que los sectores que primero van a retomar la normalidad son aquellos con menor exposición al público para pasar después a aquellos que tienen un alto índice de contacto entre personas. Como ya estamos viendo, aquellas economías que dependan del sector servicios -turismo u hostelería- serán las que más tardarán en recuperarse del todo. Y Barcelona, nos guste más o menos, depende económicamente de este sector. El año pasado la capital catalana recibió 12 millones de turistas, lo que supone para la ciudad el 14% del PIB y entre el 9% y el 14% del empleo.

En esta crisis sanitaria, el turismo no nos salvará como en otras ocasiones, pues queda un largo camino todavía para volver a la vida antes del COVID-19. Por eso, quizás sea el momento para dibujar una nueva Barcelona más humana, más sostenible, más innovadora y más comprometida con los valores de quien la habita. La ciudad, como muchos de nosotros, está viviendo un profundo momento de cambio que puede ser la siembra hacia una nueva urbe en la que debe tener cabida de manera mucho más equilibrada la arquitectura, el arte, la industria, el turismo, el emprendimiento, la creatividad…

Barcelona hace ya tiempo que ha ido incorporando un discurso basado en la “sostenibilidad aplicada al ámbito local”. Ahora este concepto de cercanía y defensa de lo cercano tiene mucho más sentido si cabe. La reactivación económica de la ciudad pasa por fomentar e incentivar la producción local primero y el comercio de proximidad después, para recuperar la confianza de los consumidores y poner poco a poco en marcha todo el tejido empresarial de la ciudad. Todo esto sin olvidar que Barcelona aloja uno de los principales hubs tecnológicos a nivel internacional, gracias a la concentración emprendedores que han levantado sus start-ups y negocios tech en la capital catalana. Este ecosistema emprendedor tiene que liderar también la reactivación económica de la ciudad con su creatividad y nuevas ideas de negocio. Vamos a seguir digitalizando todas las facetas de nuestra vida y ello hará que la tecnología aplicada a esta nueva realidad vea en la post-pandemia su gallina de los huevos de oro. Lo hemos visto con el boom de Zoom y otras aplicaciones de videoconferencias, por ejemplo, y lo seguiremos viviendo con otras tecnológicas que se convertirán en Unicornios dando soluciones a nuevas necesidades creadas por esta “nueva normalidad” a la que nos vamos a enfrentar en los próximos meses.  Telemedicina, educación online, telepresencia, delivery, wellbeing, o los pagos móviles y las Fintech tendrán un sitio destacado en la nueva realidad de las personas. Que estas ideas surjan de aquí puede tener mucho que ver hacia la ágil reactivación de la ciudad y su entramado empresarial.

«Quizás sea el momento para dibujar una nueva Barcelona más humana, más sostenible, más innovadora y más comprometida con los valores de quien la habita».

Pero más allá de cuándo o cómo salgamos de la crisis del Coronavirus, hay que recordar que una ciudad no es sólo lo que tiene, sino también lo que comunica. Barcelona ha estado trabajando muy duro durante los últimos 20-30 años en construir una marca fuerte y con personalidad propia. Por eso, en un contexto de incertidumbre e inseguridad como el que encaramos estos días, lo que sí es seguro es que Barcelona deberá reescribir su relato como metrópoli. Para sus habitantes, para sus empresarios y para sus visitantes. Y deberá hacerlo explicando nuevos atributos que respondan a las necesidades de unos y otros. Atributos como la seguridad, la sostenibilidad, la innovación, la calidad. Y quizás otros que vayamos descubriendo según vayan pasando los días.

La mayor o menor agilidad en volver dependerá en gran parte de la confianza que infunda la ciudad, de la respuesta de los organismos públicos, de los empresarios y de la adaptabilidad de la gente, pues la percepción que logremos transmitir será fundamental para la reactivación de la vida económica y social en Barcelona.

Este momento que vivimos representa una oportunidad única para repensar la ciudad. Este es el momento de decidir qué Barcelona queremos tanto para los que vivimos en ella como para quienes la visitan. Un momento excepcional en el que debemos apostar por un nuevo modelo de ciudad que responda a las necesidades de la gente a través de la creatividad