Tomás Matesanz: Europa, calienta que sales
Las encuestas siguen patinando
Acabamos de vivir la victoria más arrolladora de los últimos 30 años de elecciones en EE.UU. Como decía Murakami, los tsunamis son impredecibles. No se puede medir su magnitud hasta que la ola arrasa con todo. Los trackings del viernes presagiaban un empate técnico, pero los que de verdad saben de esto apuntaban que Trump tenía los estados clave atados. No se han equivocado.
El resultado de las elecciones presidenciales de este martes va a afectar a los derechos de las mujeres, los impuestos, los inmigrantes, las guerras en Europa y Oriente Próximo, y al futuro de la democracia. Sí, también va a afectar a España.
Ayer, 5 de noviembre, se celebraron algo más que unas elecciones presidenciales. Los estadounidenses eligieron entre dos realidades muy diferentes para su país y para el resto del mundo: lo que podría parecerse a una política autoritaria, o lo que seguiría siendo una democracia con grandes defectos y fracturas geopolíticas y nacionales.
«Va a ser una legislatura impredecible, diría que radical, y más vale que el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación español acerque posturas».
Será apenas el segundo presidente en la historia de ese país en gobernar durante dos periodos no consecutivos. El anterior fue Grover Cleveland, quien ocupó la Casa Blanca entre 1885 y 1889, fracasó al intentar ser reelegido, y cuatro años más tarde logró un nuevo mandato, que ejerció entre 1893 y 1897. Con Trump se repite la misma fórmula.
Sin embargo, su figura no destacará por esto. Trump es, y será recordado, como un outsider que ha logrado convertirse en el jefe indiscutible de los republicanos y en un dirigente que, para bien o para mal, ha tenido un gran impacto en la primera potencia del mundo. Pero este mandato no será como la primera legislatura. La agenda, como decía Kissinger, la tiene llena de crisis.
No ha sido una campaña fácil para Kamala Harris. Empezó tarde y ha competido contra un duro oponente en un entorno sombrío. Ha tenido que enfrentarse a un electorado hambriento de cambio y disgustado con la dirección del país y de la economía. Muchos no han querido olvidar que ella formaba parte de ese engranaje.
Pero a Europa y a España les espera una agenda pública dura. Va a ser una legislatura impredecible, diría que radical, y más vale que el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación español acerque posturas, y rápido, para que los grandes cambios que muchos vaticinan, no afecten a las empresas españolas que exportan talento.
Política interna
El candidato republicano amenaza abiertamente con utilizar el Departamento de Justicia para perseguir a Joe Biden y a varios senadores demócratas, pero su gran objetivo tiene un nombre: Nancy Pelosi y su esposo. Trump los llama “los enemigos dentro”. Le han preparado ya la bandeja de plata. Los republicanos se hacen con el control del Senado y mantienen su mayoría en la Cámara de Representantes de una manera arrolladora.
Un Senado republicano como el que ha conseguido facilitará enormemente la formación de un gabinete de corte Tea Party por parte de Donald Trump. Veamos la nueva agenda del Despacho Oval que nos espera.
Política inmigratoria
El republicano ha arreciado su discurso antiinmigrante afirmando que estos “envenenan la sangre del país” y les ha hecho responsables tanto de un supuesto aumento de la delincuencia-algo que no tiene base, según expertos y cifras oficiales-, como del incremento en el precio de la vivienda.
Además, ha afirmado sin pruebas que hay países como Venezuela que supuestamente están vaciando sus cárceles e instituciones para enfermos mentales y enviando a estas personas a EE.UU. Estos señalamientos recuerdan los que hizo en 2015, cuando lanzó su primera candidatura a la Casa Blanca y acusó a México de estar enviando hacia EE.UU. a «gente con un montón de problemas». Y de cara a un nuevo mandato, parece que las cosas no van a cambiar: Trump ha prometido expulsar del país a millones de extranjeros indocumentados en lo que asegura será la “mayor deportación” de la historia de Estados Unidos.
De acuerdo con estimaciones del centro de estudios Pew, en 2022 había cerca de 11 millones de migrantes indocumentados en EE.UU., aunque Trump y su campaña aseguran que son muchos millones más.
Numerosos expertos han alertado de que una deportación masiva de migrantes sería costosa y difícil de acometer, además de que podría tener efectos negativos sobre ciertas áreas de la economía en las que la mano de obra de personas indocumentadas juega un papel clave como la agricultura.
Economía interna: Europa se empobrece, empieza el Soft Cold War con China
De acuerdo con un estudio de la encuestadora Gallup publicado el 9 de octubre, el 54% de los votantes cree que Trump puede manejar mejor la economía que Harris. ¿Qué puede esperarse para un segundo mandato?
Trump promete nuevos recortes de impuestos para extender los que ya realizó durante su primer mandato, cuando redujo la tasa corporativa a 21% y recortó los impuestos a las personas, aunque estos solo de forma temporal, hasta 2025.
El republicano ha dicho ahora que quiere bajar aún más las tasas corporativas hasta el 15% y que eliminará los impuestos sobre las propinas y sobre los pagos que reciben de la Seguridad Social los pensionados. Por otro lado, propone incrementar la producción de energía en EE.UU. – aumentando la explotación de combustibles fósiles-, pues considera que su alto costo ha contribuido a la inflación. Esto, como veremos después, dañará la política comercial de las empresas españolas de renovables afincadas allí. Afirma además que logrará reducir el costo de la vivienda iniciando un programa de construcción de casas en tierras federales.
Las futuras políticas de Trump incluirán, según su programa, la imposición de un sistema de aranceles de entre el 10% y el 20% a la importación de la mayor parte de los productos extranjeros. Esto abre dos frentes que veremos después en la UE, incluida España, y por supuesto la que llamo Soft Cold War con China. Trump también ha prometido adoptar un plan de cuatro años para eliminar la importación de bienes esenciales procedentes de este país asiático y establecer nuevas regulaciones para que las empresas estadounidenses inviertan allí “solamente cuando esas inversiones favorezcan a EE.UU.”. Su famosa estrategia Make America great again se fortalece.
Es previsible que, si Trump adopta estas medidas, la guerra comercial con Pekín se intensifique, lo que podría tener consecuencias no solamente para la relación bilateral, sino también para la economía global.
El aborto
Nada que descubrir aquí y una batalla sempiterna desde los años 70. En su primer mandato, Trump logró elegir a tres magistrados para el Tribunal Supremo que, utilizando el poder de la mayoría conservadora, anularon la protección nacional del derecho al aborto vigente desde la sentencia Roe v. Wade de 1973.
Esto ha supuesto permitir que estados con mayorías republicanas impongan restricciones al derecho al aborto y también a la asistencia médica de emergencia a las mujeres, el acceso a anticonceptivos e incluso a los tratamientos de fertilidad.
Política Exterior y Geopolítica Aislacionista
La propuesta aislacionista llamada “Estados Unidos primero” fue fuente de numerosas polémicas durante el gobierno de Trump, y será nuevamente la guía de su política exterior en su regreso a la Casa Blanca.
- Europa
La Agenda 47, el programa de gobierno de Trump, establece entre sus objetivos prevenir la Tercera Guerra Mundial y restablecer la paz en Europa y en Oriente Medio. A los socios europeos de EE.UU. les preocupa el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El expresidente es la pesadilla de Europa, y su amenaza de retirarse de la OTAN resuena en los oídos de todo el mundo. Será para el Gobierno de Sánchez otro dolor de cabeza. Ya no va a valer con mandar tropas, pero no cumplir con el 2% del PIB en gasto de defensa. Una estructura alternativa para defender a los países europeos más vulnerables a los ataques de Rusia se empieza a vislumbrar. Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea, ha señalado en numerosas ocasiones que la UE, para defenderse, debe contar con una alternativa a la OTAN. Esa alternativa, todos lo saben, es un ejército propio de los 27.
Podríamos pensar que a corto plazo importa poco. Pero, a largo plazo, importaría si, por ejemplo, si hay un ataque en los países bálticos. La diferencia esencial, como en cada apartado del nuevo mandato de Trump, es que ya no habría líderes para frenar sus instintos.
Los asesores del primer mandato de Trump venían del establishment geopolítico republicano tradicional, como Rex Tillerson y James Mattis, e incluso e ultraconservador como John Bolton.
- La guerra de Ucrania
Una de las mayores preocupaciones de los europeos se relaciona con la guerra en Ucrania. El candidato republicano ha dicho que Kiev debió haber hecho concesiones a Moscú antes de la guerra para evitar el conflicto, y ha criticado el apoyo económico y militar que su país ha dado a Ucrania tras la invasión de Rusia, porque asegura que está prolongando el conflicto.
Trump ha dicho que, si él hubiera estado en la Casa Blanca, esa guerra no habría ocurrido y sostenía que, si volvía al poder, iba a poner fin a esa guerra en 24 horas a través de un acuerdo negociado con Rusia. Sus críticos, incluso sus asesores dentro del Pentágono, no obstante, creen que de esta forma lo único que logrará es darle mayor fuerza a Vladimir Putin. 24 horas parecen no ser suficientes para solucionar un conflicto en el que la paz, según parece, pasa por nuevas cesiones territoriales por parte de Ucrania.
- Israel y la guerra contra Hamas y Hizbullah
En relación con la guerra en Gaza, Trump se ha declarado como el “protector de Israel”, aunque ha criticado la forma en la que ese país ha llevado el conflicto. En este sentido, ha hecho llamamientos para que el gobierno de Benjamín Netanyahu consiga la victoria pronto y regrese a la normalidad. «Lograré la paz en Medio Oriente y pronto», dijo recientemente en una entrevista con la saudita Al Arabiya. Ya son dos promesas de paz.
Trump también ha prometido expandir los llamados Acuerdos de Abraham, que él ayudó a establecer en 2020, y a través de los que cuatro países árabes acordaron normalizar relaciones diplomáticas con Israel: Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Bahréin y Sudán, siendo los dos primeros grandes aliados en estos momentos.
Europa y España: Calienta que sales
España hace tiempo que ha dejado de lado, desde la administración de Sánchez, las relaciones geoestratégicas con USA. No ha sido capaz ni de acercarse a Biden, a pesar de sus intentos, y esto es un gran problema.
Como decía Cortázar: No des nada por hecho. Ni a Harris ni a Trump les importa la UE, y se ha visto es sus debates. Ni siquiera hemos podido deducir cuál de los dos candidatos podía ser más lesivo para España. Trump, ajeno a los códigos diplomáticos, lanzó su amenaza la semana pasada en un acto en Pensilvania: “La Unión Europea suena tan linda, ¿verdad? Todos esos pequeños y lindos países europeos que se unen…”.
Aun así, España parece algo menos expuesta que otros países de la UE: en 2023 fue el séptimo mayor exportador a EE.UU., con 18.904 millones de euros —especialmente de máquinas y aparatos mecánicos, y los vehículos en cuarta posición—, lo que representó un 13,1% de las exportaciones extracomunitarias españolas. Sin embargo, cualquier intensificación de la guerra comercial con el Viejo Continente o con China afectaría a la economía nacional, ya que reduciría sus exportaciones de bienes intermedios, esenciales en su rol dentro de la cadena de producción de automóviles y otras mercancías. La política de aranceles va a dañar y mucho.
«España hace tiempo que ha dejado de lado, desde la administración de Sánchez, las relaciones geoestratégicas con USA».
La regulación de las tecnológicas y la transición energética también podrían ser motivo de conflicto. Entre las industrias con las que Trump ha mostrado mayor sintonía está la de los combustibles fósiles.
Las grandes compañías de gas y petróleo han donado a su campaña 75 millones de dólares, más de lo que percibió en sus anteriores intentos de alcanzar la Casa Blanca, aunque muy lejos de lo que les reclamó (1.000 millones) a cambio de desmontar regulaciones medioambientales. Esto no favorecería iniciativas de energías renovables, lo que podría beneficiar a empresas españolas como Iberdrola, cuya filial Avangrid opta a recibir 385 millones de euros en fondos federales. Las empresas de infraestructura y energía españolas están centradas en incrementar su venta de servicios en EE.UU.
En cuanto a las tecnológicas, los analistas coinciden en que, si Trump regresa al poder, es probable que redoble la presión sobre las autoridades europeas para que eviten sanciones contra las empresas estadounidenses.
Finalmente, a Europa le espera una agenda diplomática intensa, también a España. Hemos ignorado a EE. UU. durante mucho tiempo como aliado permanente en todos los ámbitos: como actor para el diálogo, el entendimiento y la paz, y no vale solo con otros países. EE.UU. es primordial para nuestra economía.
Es el momento de reflexionar sobre nuestras prioridades para una acción exterior eficaz que defienda nuestros intereses, promueva nuestros valores y proteja a nuestros ciudadanos. Hemos sabido dejar las diferencias a un lado, cuando ha sido necesario, para avanzar en temas clave. Los 27 están especializados en negociaciones y líneas rojas para alcanzar un acuerdo. Bien, ahora tenemos una segunda oportunidad. Es hora de demostrar que hemos aprendido del primer mandato de Trump y de la necesidad de convertirnos en un aliado. Europa, es hora de volver a jugar y, esta vez, no podemos permitirnos perder.
Por Tomás Matesanz, Global Head of Public Affairs en Marco.