Lucas Calvo, director de Public Affairs en Roman.

Lucas Calvo: No hay sostenibilidad sin compromiso empresarial

| 10 MAYO 2021

Si hiciéramos un paralelismo con la jerga sanitaria en torno a la vacunación de la COVID-19, podríamos decir que la actividad en las Cortes Generales ha cogido velocidad de crucero. Aunque, en cierta medida, se ha ralentizado debido a las elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid.

En este sentido, y una vez dirimido el escenario electoral en la Comunidad de Madrid, no podemos perder el horizonte de la tramitación de asuntos claves para el futuro de las empresas y de la sociedad. Se trata, sin ir más lejos, del Proyecto de Ley de cambio climático y transición energética, a punto de aprobarse, y del anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, con el posterior desarrollo legislativo del Real Decreto de envases y residuos de envases. Ambos proyectos legislativos, si bien son diferentes en cuestiones de forma y fondo, tienen un hilo en común: la adaptación de las empresas a un nuevo paradigma basado en la sostenibilidad.

El Proyecto de Ley de cambio climático y transición energética supone un antes y un después en la narrativa sobre la sostenibilidad de nuestro país. La norma aprobada en el Congreso de los Diputados presume de ser una auténtica revolución para la sociedad y el sector empresarial. En este sentido, la ley ha fijado nuevas metas de emisión de gases de efecto invernadero para 2030, revisándolo al alza, para cumplir con los objetivos fijados por el Acuerdo de París. Además, la Ley impulsa de manera decidida la movilidad o fija en el plazo de máximo de 12 meses la propuesta de reforma del sector eléctrico. Pero, desde luego, y más allá de los sectores implicados en la Ley, hay aspectos esenciales y transversales que afectarán a todo el tejido industrial de nuestro país: el hecho de que las grandes empresas (todavía por definir) deberán realizar un cálculo de las emisiones que genera su actividad, y la elaboración de la publicación de un plan de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, con objetivos cada cinco años, supone un reto para las compañías que opera en nuestro país. No hay sostenibilidad sin compromiso empresarial.

«Cuando hablamos de sostenibilidad no hablamos de otra cosa que la adaptación de manera urgente y decidida para que las necesidades de hoy, no nos comprometan las necesidades del futuro».

Por otra parte, el anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados nace del objetivo de transponer dos directivas comunitarias sobre residuos y relativa a la reducción del impacto de determinados productos del plástico en el medio ambiente. Pero si de algo se le conoce al anteproyecto es porque la propuesta normativa recoge por primera vez en la legislación española limitaciones a los plásticos de un solo uso, así como también restricciones a su introducción en el mercado. Y también un impuesto a los mismos.

La mayoría de los sectores empresariales están poniendo a punto su maquinaria para adaptarse a la nueva realidad legislativa para conseguir una economía más circular. Pero esa puesta en marcha solo será posible si, entre todos (administración incluida) damos respuesta a numeras cuestiones que plantean los retos que tenemos. A modo de ejemplo, y en relación con el plástico, parece que hay consenso suficiente para afirmar que la mejor política en favor de la economía circular es que ningún plástico debería ser destinado a un solo uso. Pero esta premisa supone un verdadero reto para todos los actores de la cadena, impulsando de manera decidida el plástico reciclado y garantizando la circularidad de los envases (incluido los incentivos fiscales, apuesta por la compra pública ecológica o la creación de un mercado nacional de plástico reciclado de calidad).

En definitiva, cuando hablamos de sostenibilidad no hablamos de otra cosa que la adaptación de manera urgente y decidida para que las necesidades de hoy, no nos comprometan las necesidades del futuro. Las iniciativas legislativas mencionadas pretenden ser un pasito más en todo el camino que nos queda por recorrer. Pero no lo podremos hacer sin un compromiso decidido de la sociedad, las instituciones y las empresas.