Fernando Garea.

Las causas y las consecuencias del terremoto en El Periódico de España

| 13 ENERO 2022 | ACTUALIZADO: 14 ENERO 2022 8:16

La aventura de Fernando Garea a los mandos de El Periódico de España comenzó mucho antes de que la cabecera diese el pistoletazo de salida a sus informaciones el pasado 12 de octubre. Sin embargo, casualidades a parte, el 11 de enero a última hora de la tarde –exactamente tres meses después de la presentación oficial del diario en el Hotel Riu de Plaza de España- el hasta ese momento director del medio y todas sus expectativas saltaron por los aires con el anuncio de su cese. 

La noticia recorrió rápidamente todas las redacciones de la prensa española y los tuits comenzaron a caer en cascada por el timeline de la red social del pajarito. Lo que empezó bañado en una sorpresa generalizada, algunas ironías y varias reprimendas a Prensa Ibérica, minutos después se convirtió en un sinfín de agradecimientos al periodista por su breve pero intensa labor como líder de una redacción que partía de cero. 

Prensa Ibérica llevaba varias semanas percibiendo una “falta de calidad” en los temas propios del diario.

Garea detallaba que había sido despedido de manera inmediata con el argumento de que “el resultado no se ajusta al encargo que le fue encomendado”. Y por si el breve razonamiento no había abierto la veda todavía a un aluvión de hipotéticas razones, Javier Moll, presidente del grupo, apuntaba este mismo miércoles que «la labor hacia la excelencia no termina nunca» y que la meta del diario es “ser los mejores”. Pero todo ello sin Garea. ¿Por qué? 

La decepción de Moll 

A pesar de que muchos lectores y profesionales del sector rápidamente vincularon el adiós al director con las noticias publicadas en el diario sobre la postura que mantenía el PSOE un mes atrás acerca de las macrogranjas, parece que los motivos reales pasan por una “decepción a nivel periodístico”. 

Fuentes cercanas al grupo editorial apuntan a DIRCOMFIDENCIAL que la cúpula de Prensa Ibérica llevaba varias semanas percibiendo una “falta de calidad” en los temas propios del diario. En este sentido, desde la editora se habría indicado que, pese al “alto nivel” de muchos de sus redactores, las informaciones publicadas por estos no estaban a la altura de los publicados anteriormente en sus diarios de origen.  

La carta de despido de Garea admitía que se había cumplido con el 120% de los objetivos establecidos por la empresa.

Estas advertencias, según fuentes del sector, habrían generado “muchas tensiones” al ex presidente de la Agencia EFE con los dueños del proyecto. Asimismo, fuentes internas aseguran que el equipo de redacción está satisfecho con el trabajo a nivel general y que en ningún momento se les reprochó nada sobre este asunto. 

Por el contrario, la cabecera celebraba hace apenas un mes que la web de EPE había logrado obtener muy buenas cifras en su primer mes de andadura, alcanzando los 994.000 usuarios únicos, y posicionándose entre las 25 cabeceras de la categoría Noticias más leídas de España.  

Sobre ello, Garea también quiso apuntar en su despedida ‘vía Twitter’ que “la carta de despido admite que se ha cumplido el 120% de los objetivos establecidos por la empresa”, recordando al mismo tiempo que, ese mismo fin de semana “batimos el récord de audiencia en web con estupendas cifras para llevar sólo tres meses”. 

Pese a las cifras optimistas, las tiranteces y las discrepancias habrían ganado la batalla, haciendo que la corta trayectoria de Garea al frente del periódico finalizara con su despido y con la esperanza de Moll volcada en Gemma Robles para que esta otorgara una nueva vida al proyecto. 

Un ascenso envenenado para Robles 

Lo que la propia protagonista definía como “un honor, pero también un desafío ingente”, para otros compañeros de profesión se resume en “un papelón”. Y es que, a pesar de que un ascenso casi siempre es bien recibido, la inesperada destitución de Garea, el descontento general del equipo de periodistas y las palabras sobre la persecución de “la excelencia” de Moll no ayudan a que la ‘nueva etapa’ del diario arranque sin una losa sobre los hombros de Gemma Robles. 

Sin embargo, lo peor es que eso podría no ser todo. Según han explicado a este medio fuentes cercanas a EPE, a esta consecuencia natural del movimiento se le podría sumar la marcha de algunos redactores que habrían considerado “precipitada e injusta” la decisión de cesar a Garea. Las mismas voces apuntan que por el momento solo se están valorando las posibilidades, pero que el sentimiento de incertidumbre es generalizado y desde otros medios puede que “se aproveche la situación” para fichar a alguno de sus profesionales. 

La cabecera celebraba hace apenas un mes que la web de EPE había alcanzado los 994.000 usuarios únicos en su primer mes

Por otra parte, la nueva líder se enfrenta al desafío de remontar las ventas del papel o por el contrario apostar por su retirada de los kioscos. Y es que las ventas del diario, según apuntan fuentes internas, “son mínimas” y su presencia en las calles no era más que “parte de la estrategia con los anunciantes”. 

Al margen de todo ello, la que hasta el pasado martes era directora adjunta y delegada en Madrid de El Periódico se enfrenta ahora a implantar un modelo que se ajuste más a las peticiones de la editora pero sin demasiadas directrices y con un sinfín de incógnitas. En su primer discurso como directora, la periodista ya llegaba con la lección aprendida exponiendo que ahora en El Periódico de España “se va a hacer periodismo”.