Antonio Fernández Galiano, presidente de Unidad Editorial y de la Asociación de Medios de Información (AMI). Foto: Antonio Heredia / El Mundo

Fernández-Galiano (AMI): «Nosotros no queremos ser un sector subvencionado»

| 11 MARZO 2020 | ACTUALIZADO: 11 DICIEMBRE 2020 13:08

Lleva tres décadas en el negocio de la prensa, incluyendo la última, que ha sido tan revolucionaria como catastrófica para el sector. Pese a ser uno de los editores que más tiempo lleva al pie del cañón, no es muy dado a prodigarse.

Pero además de presidente de Unidad Editorial, Antonio Fernández-Galiano (Madrid, 1957) es desde el pasado diciembre el líder de los editores agrupados en la Asociación de Medios de Información (AMI). Y como tal maneja un plan para mejorar la situación de la prensa española, empezando por fomentar una mayor cohesión entre sus actores.

¿Qué retos se plantea como presidente de los editores?

El reto más obvio es que AMI está integrada por distintos medios informativos pero predominan los editores tradicionales. Y el sector editorial de la prensa está sometido a un proceso de transformación muy profundo, y ese es el principal desafío al que se enfrenta el conjunto de los editores, y por tanto también yo. A la transformación.

Casi tres años de la refundación de la AMI todavía no se ha incorporado ningún miembro nativo digital. ¿Qué explicación encuentra a esta falta de interés?

No lo sé. Quizás sea una falta de interés o una prevención, porque es verdad que en el mundo digital tenemos una posición muy importante pero venimos del ámbito tradicional, de ser editores de periódico. Eso es lo que nos da nuestra principal fortaleza. No sé por qué no están los medios digitales, pero sí creo que cada vez vamos a tener más en común y sería más importante poder afrontar juntos una problemática que no va a ser muy diferente en cada caso.

Quizás se deba a la posibilidad de no querer ser fagocitados por unos grupos que tienen una dimensión en Internet muy importante pese a venir del papel. Se nos achaca ser carcamales de la tecnología tradicional, pero realmente nuestra presencia en el mundo digital es importantísima. Y cada vez más. Las cifras de nuestras compañías cada vez apuntan a importantes crecimientos en los ingresos digitales que dejan atrás a muchos de los medios que son nativos.

En una de sus recientes intervenciones subrayaba la importancia de establecer una cooperación entre todos los agentes del sector de la prensa escrita. ¿Cómo tender puentes en una industria tan fragmentada y poco colaborativa?

Los puentes se pueden tender desde la problemática compartida, es decir, las amenazas son las mismas para los medios nativos y para nosotros. Estamos hablando de Google, de Facebook, de las grandes plataformas internacionales. Es verdad que tenemos que hacer frente a desafíos que ellos no tienen, como es toda la transformación del modelo tradicional del negocio.

Pero, al mismo tiempo, la propia regulación de estas plataformas es algo que nos afecta por igual, como la propia actitud de los lectores respecto a la información, que es algo donde tenemos que profundizar unos y otros. La propia dependencia tecnológica en el mundo de la publicidad nos hace compartir muchas cosas también. Por tanto los puentes que hay que tender están bien definidos. Yo sí creo en esa cooperación entre todos porque compartimos problemas muy parecidos.

¿Con qué actitud reciben los cambios regulatorios recientes?

Algunas cosas están por ver. La tasa Google no se va a aplicar en principio hasta dentro de unos meses, vamos a ver en qué medidas se aplica. Nosotros pensamos que una tasa que, en teoría viene a defendernos de unos gigantes que abusan de su posición de dominio sin pagar un impuestos, lo que no puede ser es que al final se venga contra nosotros tal y como está definida.

Respecto al tema del IVA, todavía no hay una posición tomada por parte del Gobierno. Hay que hacer la transposición pero luego hay que regular también el tipo aplicable al contenido digital. Nosotros evidentemente defendemos que sea un tipo superreducido, como ocurre con el contenido de los periódicos impresos.

¿En qué estado se encuentra la implantación de una licencia para el uso de la prensa en organizaciones?

Nuestros intereses en este sentido están representados por CEDRO, donde hemos estado muy activos No sólo con el tema del clipping, sino también con la presencia de contenidos en las grandes plataformas. Por lo tanto creo que, de una forma u otra, antes o después todos los que utilicen esos contenidos tendrán que pagar por ello y me parece razonable. Y veremos cosas en los próximos meses.

¿Sobre qué modelo debe garantizar la prensa escrita su supervivencia?

Debe buscar su supervivencia en una férrea e inquebrantable relación con sus lectores, y esos no es algo que se pueda basar en coyunturas u oportunismos. Se debe basar en una relación profunda que vaya mucho más allá de operaciones de comunicación, de marketing, de titulares más o menos llamativos. Desde los periódicos tenemos que mantener posiciones perfectamente identificables en lo ideológico, en lo intelectual. Y creo que los lectores y una buena parte de la prensa, cada una en la medida de la cuota que tenga, debe estar identificada con la manera de interpretar la realidad de los productos. Esa es la mejor garantía de la supervivencia y lo que está sacando a muchos periódicos de nivel internacional de una situación de confusión y de amenaza.

Cada vez más deberemos trabajar para los lectores que estén dispuestos a pagarnos, pero para ello tenemos que hacer productos con todas las garantías: de calidad, de fiabilidad, de coherencia, que no frustren ni defrauden la relación casi íntima que hay entre los lectores y los editores de información. Eso que ha funcionado siempre es el secreto con el que deben seguir funcionando los periódico en el futuro. El mundo digital nos ha confundido bastante, empezando por los editores y terminando por los lectores.

Al final las recetas que funcionan son las de siempre, y cuando hay una línea bien definida, una vocación de búsqueda de la verdad y una habilidad para contar la verdad que enganche a los lectores, es la mejor garantía de éxito. Pero no sólo de nuestra actividad, sino también de nuestra democracia, porque no debemos olvidar  el papel esencial que desempeñamos en el juego democrático. El periodismo crítico que se basa en principios va  a seguir siendo imprescindible.

«Cada vez más deberemos trabajar para los lectores que estén dispuestos a pagarnos, pero para ello tenemos que hacer productos con todas las garantías»

¿El hecho de que el giro hacia el pago por contenidos se aborde en un momento de tanta necesidad representa un obstáculo de entrada en este modelo?

Buscar la suscripción es buscar la financiación más natural de un medio. Y soy consciente de lo que estoy diciendo. No se puede basar en la generación alocada de tráfico, porque eso puede tener repercusiones no deseadas en el producto, ni se puede buscar la financiación en otro tipo de cosas que pueda significar hipotecar el producto frente a otros tipos de intereses. Por lo tanto no tengo la menor duda de que la mejor fórmula es el abono.

¿Es utópico pensar en una plataforma que aglutine la oferta digital de las principales cabeceras del sector?

¿Una plataforma para qué? Cabe concebir plataformas industriales, logísticas, informativas… Pero en lo que competimos es difícil pensar que podamos agruparnos. En lo que no competimos directamente entiendo que sí, y ya está sucediendo en distribución, en algunas plantas de impresión. Hay ya experiencias comunes en plataformas tecnológicas de publicidad. Lo único que no podemos compartir es la opinión y en la información.

Como representante de los editores, ¿sigue defendiendo que el mercado español es incapaz de absorber toda la oferta?

Más que una fijación personal es una realidad fácilmente constatable. Sigo pensando que España es un mercado pequeño, menos cualificado en lo que a lectura de periódicos se refiere que otros como el alemán, el francés o el escandinavo. Son mercados que tienen muchos más lectores porque tienen más habitantes, pero también más gente dispuesta a leer, algo que en España reduce mucho el tamaño de mercado. Y sin embargo es un mercado caracterizado por la fragmentación de su oferta.

Tenemos una oferta riquísima, que seguramente no nos podemos permitir, porque es imposible que todos podamos comer de un mercado tan pequeño. Entonces sigo pensando que, efectivamente, antes o después tendrá que racionalizarse. No sé muy bien cómo o si es que no es el momento de planteárselo, pero algo sucede cuando el tamaño no se corresponde con la extensa oferta.

Foto: Antonio Heredia / El Mundo

Lo cierto es que se lleva hablando casi una década de concentraciones, y en todo este tiempo siempre ha sostenido que Unidad Editorial no tendría prejuicios a la hora de establecer alianzas con otros actores del mercado. ¿Todavía es válida esta tesis?

Ese es un tema que corresponde a nuestro accionista, quien decide si hay que entrar en una operación corporativa. Ha habido momentos de nuestra historia en el que hemos podido estar más abiertos. Ahora no se está hablando de absolutamente nada. También es verdad que, en nuestro caso, digamos que la prensa especializada está más protegida en un mercado fragmentado. La prensa de información general es más vulnerable a esta situación de mercado.

» La prensa de información general es más vulnerable a esta situación de mercado fragmentado»

ARI, la patronal de las revistas, reclamó hace unos meses al Ministerio de Cultura la puesta en marcha de un plan de ayudas nacional. ¿La prensa necesita estímulos públicos?

No me gusta hablar de un sector subsidiario. Por las razones que he apuntado anteriormente creo que los periódicos debemos ser lo más independientes posibles. Estar en un sector que depende de las ayudas públicas no es sano para nuestra actividad. Otra cosa es que el Estado pueda preocuparse por la propia salud del sector o por algunos aspectos que facilitan su supervivencia.

Los sucesivos gobiernos han podido preocuparse, por ejemplo, de la reconversión industrial del sector, de la racionalización de la industria de la impresión, que ha sido muy difícil de digerir. Y la verdad que no se ha visto mucho interés, a diferencia de lo que ocurre con sectores como el del cine, donde sí se ha tratado que sea un sector subvencionado. Pero nosotros no queremos ser, o por lo menos así lo pienso, un sector subvencionado y que nuestros problemas debemos solucionarnos nosotros mismos. Esto no es incompatible con que puntualmente algún Gobierno pueda echar una mano.

Según el Informe sobre la Industria de las Publicaciones Periódicas, el 80% de los universitarios compran productos de prensa en papel. Este porcentaje no se corresponde mucho con la realidad del mercado.

Ese es un dato que efectivamente no se corresponde mucho. Ocurre también con el Estudio General de Medios, donde se ha multiplicado el número de lectores por copia vendida de una manera importantísima. Creo que tiene que ver (y esto no es nada científico) que al tratarse de un estudio basado en muestras y encuestas, el recuerdo de marca a veces se confunde. Y hay gente que puede entrar en elmundo.es y elpais.com, le evoca la propia cabeza y las respuestas a veces se mezclan, indistintamente del soporte. Considero que los datos más fiables respecto a la evolución del papel los da la OJD, y lo cierto es que en diez años se han perdido más de dos millones de copias, y por lo tanto donde están de verdad los jóvenes es en los móviles.

Precisamente los datos de evolución de la prensa escrita ofrecidos por la OJD certifican que ningún periódico generalista supera ya los 100.000 ejemplares de difusión. ¿Qué lugar le reserva al papel?

Un lugar muy importante. Habría que preguntarse las razones por las que esos periódicos pierden copias, y son muchas. En primer lugar porque los ejemplares impresos han perdido gran parte de la riqueza que tenía, tanto material como desde el punto de vista del contenido. Es incuestionable que en todos los grupos editoriales hemos tenido que intervenir los costes de una manera dramática, lo cual no ha sido grato pero la supervivencia está por encima de todo. Y hemos tenido que intervenir en el producto, por más que hayamos intentado minimizarlo. Es indudable que por esta razón, y también porque hay mucha menos publicidad, tienen menos páginas y por tanto la percepción de producto se ha reducido.

También que la propia dificultad económica de los editores les ha llevado a promocionar mucho menos los ejemplares impresos. Si recordamos las promociones que se estimulaban hace quince años y que hacían más atractivo el producto, todo eso ha desaparecido y ha redundado en una menor venta de ejemplares. Si a eso añadimos que el precio ha subido, evidentemente hay un factor que en cualquier mercado determina una menor venta y una menor demanda.

A esto también añadir que han cerrado casi un 40% de los puntos de ventas. En muchos barrios de Madrid, no digo ya ciudades pequeñas donde llegan periódicos de mala manera, es dificilísimo encontrar un quiosco. También por la propia anarquía en la gestión de los quioscos. Todo esto ha propiciado un impacto en la venta de ejemplares.

Además está Internet. No se puede decir que sea el único factor, pero es muy meritorio lo que se está haciendo desde los periódicos para mantener un producto que, con todo lo que digo, sigue siendo muy digno y que es comparable con otros a nivel internacional. Creo que en España se hacen muy buenos periódicos y al papel le atribuyó una función muy importante todavía y lo seguirá siendo en el futuro, porque tanto en el formato impreso como en la réplica digital encontramos un producto que está jerarquizado, ordenado, que recoge la información correspondiente en un periodo acotado. Eso no lo da Internet, que ofrece un servicio. Pero lo que hay en un periódico impreso ofrece un gran valor para los que buscan una profundidad en la lectura y adquirir un criterio a través de la información y la opinión que proporcionan. Casi diría que serán decisivos en el juego democrático.

«Espero que desde las grandes plataformas tecnológicas se nos respete y se entienda el papel que tenemos»

¿Qué espera conseguir durante su mandato al frente de la patronal?

Algunas cosas muy concretas y otras muy importantes pero que no son tan difíciles de definir en el tiempo. Espero conseguir un IVA reducido para el contenido informativo de los periódicos en Internet, algo que me parece totalmente coherente. Espero que se respete los derechos de autor y los derivados de la copia privada, que desde las grandes plataformas tecnológicas se nos respete y se entienda el papel que tenemos.

Hoy estamos sometidos a la peor de las regulaciones, que no es del Estado sino de estas grandes plataformas, que con sus algoritmos, de una manera arbitraria, cambian las reglas del juego sin conocer las razones y todos somos victimas. Eso no puede ser. Ahí hay una gran amenaza para el periodismo y esa batalla hay que darla. Se intentará desde el diálogo y el entendimiento, pero si ha de ser contenciosa será.

Y luego hay un objetivo, por supuesto buscando siempre la racionalización del sector, más inespecífico, más abstracto, pero que me parece fundamental, que es devolver al periodismo y a la prensa la relevancia que siempre han tenido. Creo que con la revolución digital, que tantas cosas ha cambiado, nos hemos quedado un poco en tierra de nadie y tenemos que recuperar la influencia, la relevancia, la distinción que siempre hemos tenido los periódicos, los periodistas y el periodismo por encima de todo.

La sociedad tiene que tomar conciencia de que leer periódicos es fundamental para tener un ciudadanía sana y que no ocurran cosas indeseables. Creo en el pluralismo y que todas las formaciones políticas que están ajustadas a derecho son legitimas, pero creo que con la demagogia se puede llegar muy lejos, y una vez que se establece e una ciudadanía lo que puede venir es de dimensiones incalculables y no siempre positivo. Y esa batalla hay que darla.

¿Qué medidas contempla para recuperar esa posición perdida?

Una medida es la concienciación por parte de todos los editores y de la propia profesión. Una de las cosas que hay que hacer desde AMI es buscar una mayor conexión con el estamento de los periodistas, que deben tomar conciencia de lo que significa el periodismo en su vertiente también empresarial. No para que faciliten la labor de los gestores, sino para comprender que todos estamos embarcados en la misma nave y tenemos que conseguir el mismo objetivo, cada uno en su papel.

¿La AMI ve a Google como a un enemigo o como un aliado?

Hoy por hoy tenemos nuestras reservas. Hemos obtenido muy buenas palabras de Google en distintos momentos del pasado. Yo quiero ver hechos. Y lo que está claro es que no podemos caer en ningún espejismo, y con esto no quiero decir que el ánimo de Google sea fraudulento ni mucho menos. Google y la tecnología que viene detrás pueden ser un aliado fabuloso para los periódicos y para la actividad que desarrollamos, pero no podemos quedar atrapados por la tecnología. Entonces, en la medida en que podemos ser víctimas de la peor regulación que es la tecnología, y que dicta las conveniencias de las plataformas, debemos estar alerta. Y desde luego con Google habrá que hablar mucho, pero no podemos renunciar a nada, ni a un ápice, de los que nos corresponde porque sino estaremos muertos. Ese va ser un tema muy relevante.