La patronal de la prensa insiste en la necesidad de impulsar alianzas para salir adelante

La prensa escrita ha llegado hasta nuestros días quebrantando una y otra vez las proféticas y desacertadas fechas de su defunción. Hoy, como ayer, se siguen haciendo diarios en España, 218 según el recuento que hace la Asociación de Medios de Información (AMI), de los que 107 mantienen una edición en papel. Pero se hacen con recursos mucho más reducidos y resolviendo auténticos sudokus para lograr cuadrar las cuentas.

El 2016 no fue un buen año para la prensa, aunque sí menos malo que los anteriores. Gracias, en buena medida, a que el negocio digital hizo de tope sobre el tradicional. En términos generales, los lectores diarios llegaron a 16,8 millones, lo que se supone un crecimiento de 140.000 con respecto al año anterior; y el resultado neto del sector alcanzó los 14,5 millones de euros. Cifras que suponen una vuelta al signo positivo después de varios años en déficit, en claro contraste con los 18 millones perdidos en 2015.

Estas son algunas de las tendencias que desgranó la patronal de la prensa durante la presentación de la nueva edición de ‘El Libro Blanco de la Información’. Datos que, sobre el papel, arrojan una mejoría de audiencia global y rentabilidad, pero que en la retina del sector quedan diluidos entre las reducciones de difusión y volumen de ingresos. Y aunque esta tendencia sigue sin revertirse, sí llegó a estabilizarse el año pasado al caer por debajo de dos dígitos.

Para Javier Moll, presidente de la AMI, este escenario abre la senda a «un sector con futuro, pero con retos por delante». Porque, aunque el haber llegado en pie al 2017 pueda interpretarse como un triunfo para la prensa, para conseguirlo algunas empresas han tenido que cambiar de piel y otras han ido dejando piezas importantes por el camino.

Moll demanda unidad en un mapa de mayorías en una asociación que el pasado mayo se reconvirtió para permitir la entrada de medios gratuitos y digitales

Estos retos obligan a seguir profundizando en la reconversión del sector, buscando nuevos modelos de negocio digitales -los ingresos de esta pata representan el 20% del total- o más allá de la prensa, vía organización de eventos o clasificados. Y, antes que nada, exigen poner en común los intereses de los medios adscritos a esta asociación. Algo que, bien por las diferencias de unos o por los enroques de otros, no ha podido darse en todo este tiempo.

Moll demanda unidad en un mapa de mayorías de una asociación que el pasado mayo se reconvirtió para permitir la entrada de medios gratuitos y digitales. «Desde la convergencia de las estrategias impresas y digitales, hemos de reinventar nuestro sistema tradicional de financiación y buscar soluciones creativas e innovadoras tanto en ventas y suscripciones como en publicidad», sostiene en la carta que sirve de introducción al libro de la patronal.

En esencia, es el mismo mensaje que, de forma más clara y sin rodeos, pronunció en la presentación, al insistir en la necesidad de «establecer alianzas que nos permitan como editores conquistar el futuro, mejorar nuestros medios y ofrecer una información de calidad”.

Se trata del primer punto en una lista de objetivos entre los que, en opinión del presidente de Prensa Ibérica, figura dejar de «vivir de espaldas a Facebook y Google». La necesidad de cerrar consensos y «unidades de acción» se vuelve imperiosa en un sector sobredimensionado por un mercado incapaz de absorber tanta oferta y con estructuras muy debilitadas, explican fuentes del sector.

Carlos Godó, nuevo vicepresidente de la AMI

En la asamblea de la AMI celebrada este jueves, la Junta Directiva ha aprobado añadir una silla más en la mesa ejecutiva para permitir la entrada de Carlos Godó. Según confirman a DIRCOMFIDENCIAL, el consejero delegado del grupo que edita la Vanguardia ha sido nombrado vicepresidente.

El hijo del conde de Godó pasa por tanto a formar parte del cuadro de mando de la patronal, junto a Antonio Fernández-Galiano, Juan Luis Cebrián, Fernando de Yarza, Luis Enríquez y Antonio Miguel Méndez Pozo.