Foto: Javier Barbancho.

Los editores de prensa hacen autocrítica de un mercado con demasiada oferta y sin apuntalar

| 6 OCTUBRE 2017 | ACTUALIZADO: 2 MARZO 2020 12:20

La prensa escrita no olvida de donde viene, ni las circunstancias que la han llevado a la situación de crisis e incertidumbre en la que se encuentra inmersa actualmente. «Venimos de un sector cómodamente asentado en el monopolio de la información», sintetiza Luís Enríquez, consejero delegado de Vocento y uno de los editores que más preocupación ha manifestado por el ahora del negocio.

Mientras que algunos responsables de prensa mantienen la vista fija en el retrovisor, otros parecen conformarse con ir tirando en lugar de dejar el túnel de la crisis cuanto antes. No obstante, con el tiempo la mayoría ha ido instalando en la autocrítica su discurso sobre los años de vino y rosa.

«Hubo unos años dorados que han llevado a las empresas a invertir en otros negocios y a comprar otros activos», diagnostica Antonio Fernández-Galiano, presidente de Unidad Editorial, que llevaron a un endeudamiento excesivo e hicieron «perder el foco».

No son estos los únicos errores que se cometieron en el pasado y que hoy pesan como una losa en el sector. «En los inicios de Internet caímos en la trampa de ofrecer todo gratis, deslumbrados por las oportunidades que ofrecía el mundo digital para monetizarlo».

Todas estas afirmaciones se vertieron en el marco de una mesa redonda organizada por la Federación de Asociaciones de la Prensa de España y la Fundación La Caixa. Contó con la participación de los dos directivos y de Agustín Cordón, consejero delegado del Grupo Zeta.

Los tres ponentes coincidieron en hacer de los riesgos una oportunidad para la supervivencia de la prensa escrita. Sobre todo teniendo en cuenta que, con mucha probabilidad, la próxima tempestad podría resultar insoportable para las debilitadas estructuras de los grupos. «Ahora estamos en ciernes de la revolución del sistema publicitario, que va a tener una continuidad dramática en el futuro», ha alertado el presidente de El Mundo.

«Ahora estamos en ciernes de la revolución del sistema publicitario, que va a tener una continuidad dramática en el futuro», ha alertado Fernández-Galiano

Asumida la idea de que el negocio de los periódicos está sujeta a la decisión de los consumidores de seguir comprándolos, los principales retos se plantean en Internet, como es convencer a los lectores de que paguen por informarse. “Si la gente es capaz de abonar 9 euros al mes por ver Netflix, también tenemos que lograr que lo haga con la prensa”, afirmó Cordón.

Antes que avanzar en este punto, para Enríquez uno de los problemas que más deberían preocupar a la prensa es la pérdida de funciones que, si históricamente ha sido informar y formar, con Internet desapareció la primera. «No estamos siendo capaces de trasladar a la audiencia qué función presta el periodismo», ha aseverado.

El consejero delegado de Vocento ha vuelto a alertar sin eufemismos del dominio que ejercen Google y Facebook. «Estamos obligados a buscar ranking y volumen en plataformas que distribuyen nuestros contenidos, no sólo entre nuestros lectores, sino entre personas que vienen y se van».

Como ha sostenido en anteriores ocasiones, se trata de lectores que no se identifican con la marca y que sólo benefician al duopolio tecnológico. «Estamos nutriendo de contenido a Google y Facebook», que acumulan alrededor del 80% del volumen de publicidad digital.

«Gracias a mis perfiles se está vendiendo publicidad en otro sitio». ¿Solución? Poner en valor el prestigio de la marca que permita cualificar esos perfiles. Un discurso que, en definitiva, está en línea directa con el que pronunció en la última junta de accionistas de Vocento.

Un mercado incapaz de absorber tanta oferta

Meses después, se sigue hablando del proceso de consolidación que, tarde o temprano, revolverá todo el sector de la prensa escrita. «España como mercado de prensa es tremendamente pequeño y cualifica muy mal. No hay manera de sacar partido a nuestros productos», manifestó Fernández-Galiano, quien con todo ve las fusiones como única solución para afrontar el futuro del sector.

«Si como consecuencia del proceso de fusiones se da el cierre de marcas, sería una mala noticia para el país», apuntó Enríquez sobre esta incapacidad del mercado para absober tantas cabeceras.  En su opinión, y a la espera de que se inaugure la partida de adquisiciones entre grupos -conservaciones ya ha habido- «las fusiones van a darnos más tiempo para repensar una línea de negocio que existe».