El cambio climático no espera
El cambio climático es la mayor amenaza ambiental a la que se ha enfrentado jamás la Humanidad. Lo que hace un tiempo parecía una simple advertencia, hoy es un fenómeno cuyos efectos adversos sufrimos ya, el nivel del mar sube, las temperaturas aumentan y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes, acabamos de verlo con las nevadas que hemos sufrido en España en esta ultimas semanas. Si no actuamos ya, el precio a pagar va a ser demasiado alto.
Por eso es urgente disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Consciente de ello, desde hace años Coca-Cola trabaja constantemente en reducir las emisiones provenientes de su actividad.
Como resultado de estos esfuerzos, desde 2010 ha conseguido rebajar en un 30,5% las emisiones en toda su cadena de valor en Europa Occidental, un logro que se enmarca en Avanzamos, su estrategia de sostenibilidad. Ahora, con el mundo en un punto crítico desde el punto de vista ambiental y la necesidad de aprovechar la recuperación tras la pandemia para dar paso a una economía verde, Coca-Cola refuerza su compromiso en la lucha contra el cambio climático.
Así, se ha propuesto rebajar las emisiones en toda su cadena de valor en un 30% para 2030 respecto a 2019, y alcanzar la neutralidad de carbono en 2040. Unos objetivos para cuya consecución se invertirán 250 millones de euros durante los próximos tres años y que están en línea con el Acuerdo de París, que fija limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ̊C. Desde 2010, Coca-Cola ha reducido un 30,5% las emisiones en toda su cadena de valor, y ahora se propone alcanzar la neutralidad de carbono en 2040.
Para lograrlo, Coca-Cola disminuirá las emisiones en cinco áreas:
1. Envases
2. Ingredientes
3. Operaciones
4. Transporte
5. Equipos de frío.
Esto significa que los esfuerzos no solo se centrarán en reducir las emisiones directas, es decir, las generadas por las fábricas y oficinas de Coca-Cola, sino también las indirectas, como las que producen sus proveedores a la hora de, por ejemplo, extraer las materias primas o en las actividades logísticas y de distribución. Precisamente, como la mayor parte de las emisiones de Coca-Cola provienen de sus proveedores, les apoyará en todo momento para que establezcan sus propios objetivos de reducción de emisiones basados en criterios científicos y empleen electricidad 100% renovable.
Coca Cola se auto implica en estos esfuerzos e igualmente lo hace con sus proveedores, todos a una por la sostenibilidad.
En el caso concreto de España, se pondrán en marcha una serie de nuevas acciones, que se sumarán a los avances ya conseguidos. Así, en materia de envases, está previsto que los envases de bebidas sin gas cuenten con un 100% de plástico reciclado a finales de 2021, mientras que el resto de los envases contendrán un 50%. Además, se seguirán aligerando las latas y botellas de plástico y vidrio, e innovando en envases rellenables y dispensadores.
Por otra parte, Coca-Cola continuará apostando para que las fábricas estén libres de energía de origen fósil. De hecho, toda la electricidad contratada en sus plantas y las oficinas centrales en Madrid es de origen renovable, y algunas obtienen parte de su energía a través de paneles solares. Respecto a los equipos de frío, Coca-Cola aplica diversas técnicas y ajustes para que sean más eficientes energéticamente y elige los menos contaminantes del mercado al adquirir equipos nuevos.
Así, por ejemplo, los equipos dispensadores de bebidas solo mantienen los productos fríos cuando se prevé que vayan a ser consumidos; y los almacenes automatizados permiten guardar más productos en un solo lugar, evitando la huella ambiental que suponen los desplazamientos a otras instalaciones.
En cuanto al transporte, ya se emplean modelos de camiones Euro VI, mucho más ecológicos, y una parte de la flota de vehículos comerciales pasará a ser híbrida en 2021. Asimismo, y siempre que sea posible, se utilizará el tren para transportar las bebidas.
Además de todas estas medidas, Coca-Cola ofrece su apoyo a importantes citas contra el cambio climático, como la Cumbre del Clima, y ha puesto en marcha iniciativas como Hostelería #PorElClima, una plataforma para apoyar al sector en su transición hacia una economía baja en carbono.
Aunque la pandemia de COVID-19 está teniendo un impacto sanitario, social y económico inimaginable hace solo un año, el cambio climático plantea amenazas todavía mucho mayores para la salud y la seguridad y el porvenir de las personas, así como la de nuestro planeta. A medida que el mundo hace frente al coronavirus y trata de emprender la recuperación, queda más claro que la reconstrucción debe basarse en un modelo económico que avance firmemente hacia la neutralidad de carbono. Lo que está en juego no puede ser más importante, la supervivencia del planeta y de sus habitantes.