Alfonso López (Reti España): “Debe haber una regulación del lobby lo antes posible”
Reti es es una de las firmas pioneras en el sector de los asuntos públicos, actividad que está viviendo un gran impulso en los últimos tiempos. Pero esta compañía ya empezó en ello hace ahora justo 20 años, cuando fue creada por Alfonso López, uno de los mayores expertos en el ámbito de las relaciones institucionales de nuestro país. Periodista de formación, pronto pasó al otro lado de la trinchera para ser el dircom de grandes organizaciones como Europroducciones o la Confederación de Cooperativas Agrarias de España. Con toda esta experiencia acumulada, creó Reti en 2001, aunque, entre medias, dirigió la comunicación de Endesa entre los años 2009 y 2013.
López mira hacia atrás para hacer balance de estos veinte años, periodo en el que Reti ha conseguido posicionarse como una consultora de lobby “líder en su sector, creando trabajo de calidad y dando servicio a nuestros clientes”, resume en una entrevista concedida a DIRCOMFIDENCIAL.
Actualmente, Reti trabaja para grandes multinacionales de sectores punteros muy tecnológicos, de la economía digital y la energía, además de la salud; con los que les une una relación de varios años. Para estas compañías, la firma española ofrece servicios como intelligence, elaboración de estrategias, position papers, mapas de decisores a todos los niveles, apertura de canales de comunicación, gestión de agendas, seguimiento de reuniones, y, últimamente, información de los detalles de los procesos legislativos, donde tienen una práctica liderada por Julián Íñigo, “única en España”, precisa López.
Además de haber conseguido todos estos logros, se siente orgulloso de haber ayudado a “expandir la práctica de las relaciones institucionales” y contribuido a “transformarla en una profesión consolidada, abierta, transparente y democrática”. Y es que, reconoce López, “en nuestros inicios había un enorme rechazo al término lobby. Ahora es una práctica extendida —claramente una industria, señala—, con una organización representativa (APRI) y miles de profesionales ejerciéndola en consultoras, empresas, organizaciones sectoriales y la sociedad civil”.
Una vez cumplido estos 20 años, López se marca como hoja de ruta “seguir creciendo de forma orgánica y abordando nuevos retos para el sector”, sin olvidar la creación de puestos de trabajo de calidad, la formación —para lo cual van a crear una beca con el nombre de Fran Ruiz Antón, en homenaje y recuerdo permanente al que fue durante varios años nuestro director general, tristemente fallecido el pasado junio— y la alianza con Interel, sus socios europeos.
No solo eso. Además, el fundador de Reti desvela que “estamos apostando por la especialización en sectores nuevos muy pujantes como la micromovilidad, donde ya trabajamos para la compañía europea líder; delivery, donde España es una nación puntera; y el desarrollo de las nuevas fuentes de energía que verán un enorme crecimiento gracias a los fondos de reconstrucción europeos”. “Todo esto sin descuidar nuestro espíritu boutique y el nivel de excelencia que prestamos a nuestros clientes”.
Reti es una de las firmas pioneras en España en Asuntos Públicos, una disciplina que está de moda actualmente ¿Qué les diferencia de las compañías que están surgiendo en el sector en los últimos tiempos?
Creo que nuestro valor añadido es ser una consultora especializada en lobby, no una agencia integrada de servicios. A esto uniría un conocimiento muy exacto de las situaciones que abordamos, la experiencia contrastada de nuestros 15 consultores, la involucración activa del equipo directivo, encabezado por Mauricio Escanilla y Elena de Pedro, caso por caso e individualizado a los intereses de cada cliente. Contamos con periodistas, economistas, abogados, expertos en ciencias políticas, sociólogos… Cada uno aporta su know-how particular que, en definitiva, enriquece el trabajo global que brindamos a nuestros clientes.
Nuestra filosofía de trabajo y, sobre todo, de servicio, es clara: no podemos vivir de la rotación de clientes, como otros, buscamos fidelizarlos. Para eso es necesario un servicio que ronde la excelencia, unas tarifas adecuadas a los tiempos, y una apuesta por el talento interno.
¿Por qué cree que se ha dado esta explosión de firmas especializadas en los asuntos públicos?
Porque las empresas, y también la sociedad civil, han entendido el valor y la importancia que en democracia tiene la incidencia pública, el contacto con los políticos y la defensa de sus intereses.
Como dice la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales (APRI), y nosotros compartimos al cien por cien, es una actividad que creemos fundamental para cualquier democracia y que hay que llevar a cabo con la máxima transparencia, una cualidad esencial para mantener la confianza de los ciudadanos en la legitimidad de los procesos legislativos, administrativos y de adopción de políticas públicas.
El boom de firmas especializadas viene a cubrir esta demanda, y, es, además, una gran noticia. Que España cuente con una industria del lobby, que ojalá sea regulada pronto, nos acerca a los países más desarrollados y nos aleja de aquellos donde existe un terreno abonado para conseguidores y mala praxis, y no para profesionales del lobbying.
“Ya no es sospechoso usar el término lobby y hasta ponerlo en el nombre de tu empresa o web corporativa”.
¿Se vivía mejor antes sin tanta competencia?
Siempre ha sido difícil. La competencia es buena. Damos la bienvenida a todos y cuantos quieran unirse al sector. La profesionalización de la práctica nos ayudará a todos porque atraerá el interés de más empresas por contar con nuestros servicios, y es ahí donde todos nos beneficiaremos.
En el lado de la empresa, también están proliferando cargos como el de head of public affairs ¿Se está profesionalizando el sector?
Mucho, y es otra buena noticia. Ya hay una industria de las agencias de lobbying, y ahora la práctica de public affairs está desarrollándose a pasos agigantados dentro de las empresas con departamentos propios, que antiguamente solían estar en comunicación o en manos del director de regulación. Es una realidad que viene para quedarse y a expandirse como lo demuestra, por ejemplo, los muchos cursos de postgrado existentes en España.
¿Qué opina de que ex políticos estén fichando por consultoras de comunicación?
Al igual que a la competencia, también son bienvenidos. Es una realidad que se da en todo nuestro entorno, y hasta me atrevería a decir, que aquí también era necesario que ocurriese este salto desde la política al lobby. Celebro, además, que lo hagan a través de consultoras, que lo publiciten y asuman la parte de escrutinio público que conlleva; esto los profesionalizará y los alejará de la figura del conseguidor que tanto daño ha hecho a nuestra profesión.
Precisamente, el lobby suele asociarse a connotaciones negativas ¿Por qué lo cree? ¿Está mejorando la visión de la sociedad sobre los asuntos públicos?
Esas connotaciones están cambiando de forma rápida. Ahora es un trabajo demandado, que se imparte en las universidades y que hasta tiene una organización profesional que lo representa. Ya no es sospechoso usar el término y hasta ponerlo en el nombre de tu empresa o web corporativa.
Esto ha sido así por muchas razones, siendo el cine la mayor de ellas. Creo que hacen falta más películas como “Thank you for smoking”, casi desconocida pero que ofrece una imagen divertida del lobby; que como “El caso Sloane”, pura exageración de la profesión y los profesionales que la practicamos.
Regulación
¿Cree que hace falta más transparencia en la gestión de los asuntos públicos?
Lo que creemos es que debe haber una regulación lo antes posible. Estamos ante una industria que se expande y una realidad, la de la incidencia pública, imparable. La mejor forma de abordarlo es regulando la práctica y para eso hay varias vías: el registro obligatorio, al estilo de la CNMC y parlamentos como el de Cataluña, o una ley al estilo de la canadiense o la americana. Es inconcebible en 2021 que el Congreso de los Diputados carezca de un registro de grupos de interés como sí tiene el Europarlamento. A mayor regulación, mayor transparencia.
¿Cómo debería ser esa regulación, reclamada cada vez más?
En la actualidad no hay ninguna a nivel nacional y los registros de grupos de interés son aún escasos, con la brillante excepción de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Al menos en lo teórico, una regulación del lobby debería reunir estos principios básicos: transparencia (registro público); accesibilidad a los centros de decisión y acreditación (particularmente al Congreso y Senado); responsabilidad (código ético del lobbista), y limitaciones (su trabajo nunca debe suponer un perjuicio del interés general).
En nuestro entorno democrático son muchos los países que se han dotado de legislación específica, y esa es la vía a seguir para dotar de mayor legitimidad democrática al lobby.
“Es inconcebible en 2021 que el Congreso de los Diputados carezca de un registro de grupos de interés como sí tiene el Europarlamento”.
En estos veinte años de existencia de Reti, ¿cómo ha evolucionado el sector en el que se desenvuelve?
Ha evolucionado hacia una clara profesionalización, abandonando y desechando las viejas prácticas de las oficinas de intereses regentadas por conseguidores. Se trata de una apuesta por una nueva generación de profesionales excelentemente preparados con un ADN democrático que hacen de nuestra actividad un servicio para las Administraciones, la democracia y el bien común, como señala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE).
¿Basta con tener una buena agenda? ¿Cuáles son las claves para lograr tener influencia en el ámbito político?
Esta parte está relacionada con lo que comentaba antes referido a la figura del conseguidor: la agenda ya no basta, es insuficiente en nuestra sociedad y sistema político actual. Hay que tener preparación, ideas, estrategia y resiliencia, junto a un magnífico equipo de profesionales. Un responsable público se puede reunir contigo gracias a tu agenda, pero solo te prestará atención —y se volverá a reunir— si eres capaz de convencerlo con datos, documentos y una buena explicación de tu posición. La práctica de lobby es un ejercicio de ayuda mutua. La frase “yo llamo al ministro y te lo soluciono” afortunadamente ha quedado atrás.
Insisto, el lobbista nada tiene que ver con el tráfico de influencias ni con la petición o recepción de beneficios por parte de las instituciones públicas, sino que es un profesional especializado en influencia política que se relaciona con decisores durante el proceso de toma de decisiones políticas mediante medios perfectamente transparentes y legales.
¿Qué es lo que más han necesitado sus clientes durante la pandemia?
Ha supuesto un tsunami disruptivo para las acciones de public affairs ya que la forma de hacer y las estrategias hubieron de cambiarse ante la persistencia del coronavirus. Se tuvieron que abandonar las prácticas basadas en el presencialismo por las reuniones mediante videoconferencia y con presentaciones más cortas y tasadas de tiempo. Dicho esto, la demanda más habitual de nuestros clientes fue una: no perder la capacidad de interlocución, influencia, anticipación y reacción.
Por otro lado, nuestro sector ha demostrado una vez más su carácter contracíclico: estamos siendo más necesarios que nunca en el entorno de la pandemia y lo seguiremos siendo a la luz de la intensa agenda política que se avecina.
“Nuestro sector ha demostrado una vez más su carácter contracíclico: estamos siendo más necesarios que nunca en el entorno de la pandemia y lo seguiremos siendo a la luz de la intensa agenda política que se avecina”.
¿Cómo ha afectado a la gestión de los asuntos públicos la fragmentación política de los últimos años?
La han enriquecido de forma clara y visible. El bipartidismo o las mayorías absolutas, tan usuales en la democracia española, no eran el mejor aliado de las consultoras de government relations & public affairs, ya que la capacidad de incidencia pública se reducía. Es ahora, con la ausencia de mayorías claras en los niveles central, autonómico y local, cuando nuestra labor se ha visto impulsada.
La necesidad del Gobierno de congregar en su entorno hasta 5 formaciones políticas para sacar adelante una propuesta legislativa hace que exista un espacio de acción para compañías como Reti España que antes no lo había o era más difícil de encontrar.
¿Están los políticos actuales más abiertos a escuchar la posición de las empresas sobre una determinada regulación que los de antes?
Sí, son una generación nueva de políticos más acostumbrados a escuchar las propuestas de las empresas y de la sociedad civil en general. Lo raro en estos tiempos es encontrar rechazo si la propuesta se hace por los medios adecuados y en representación de un grupo de interés legítimo. Son conscientes de que el lobby es una actividad que sirve para completar el proceso democrático en la toma de decisiones. Y lo agradecen.