María del Barco: La comunicación interna: Creando apegos para impulsar reputación
Que la comunicación interna es muy importante, ya nadie lo cuestiona. Pero, a veces, la función se entiende como un regalo para las personas y olvidamos que, además, es una palanca fundamental de cultura corporativa, reputación y negocio.
Las personas que vivimos de la comunicación interna somos algo más que profesionales, somos activistas. Y tenemos un día: el 30 de septiembre, el Día de la Comunicación Interna.
Algunos hemos llegado hasta aquí por casualidad, desde el periodismo al comienzo y por todas partes después. Psicólogos, publicistas, sociólogos y artistas que compartimos un propósito: crear experiencias que acompañen a la gente que trabaja. Porque hemos visto que esas experiencias marcan, generan apego y dan resultados.
El apego es un vínculo afectivo que se desarrolla y consolida por medio de interacciones recíprocas, y cuyo objetivo inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza, ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección. El apego facilita la empatía, la comunicación emocional y hasta el amor.
En el lenguaje corporativo hablamos de engagement, un concepto para mi gusto demasiado manoseado, por eso yo prefiero llamarlo apego, me ayuda a entender con más claridad dónde estamos.
En búsqueda del apego perdido
La comunicación interna ha ido ganando espacio a golpe de crisis. En la crisis económica del 2009 los apegos parecieron romperse para siempre. Llegó la gestión del cambio y los intangibles y, en el centro de las organizaciones, la comunicación interna parecía ser la arregladora de apegos.
Una década después, en la crisis del COVID, el engagement subió a niveles nunca vistos, la gente amaba que sus compañías fuesen empáticas, cercanas y compasivas. Que priorizaran la seguridad, la salud y el bienestar y pusieran a la gente en el centro. Millones de profesionales lucían, a pesar de los pesares, la bandera de sus corporaciones.
Las organizaciones convirtieron la coherencia y consistencia en sus principios, en pilares de su actuación, y el cuidado del mundo y de las personas se puso en el centro de la economía de la reputación.
Aquella borrachera de apegos no duro mucho, después llegaron dimisiones y rupturas. Y un nosotros y ellos se instauró como hacía mucho en nuestro lenguaje colectivo. “Es que nosotros trabajábamos más, ellos solo piensan en el teletrabajo; es que ellos no confían en nosotros, les preocupa perder el control”.
Enfoque multistakeholder y coherencia para crear reputación
A pesar de las brechas, la admiración, el respeto y la confianza siguen siendo las palancas de la reputación. Ciudadanos, consumidores y profesionales compartimos un mismo respeto general por aquellas compañías que se preocupan por mantener un comportamiento coherente de su marca corporativa, empleadora e interna.
La relación de las personas con el trabajo hoy es otra (ni peor ni mejor, otra) pero lo que nos apega, no ha cambiado:
Nos gusta sentir que se nos escucha, sentirnos parte de una comunidad, conocer y entender lo que es importante. Queremos saber que con nuestro trabajo contribuimos a un mundo mejor, nos gusta que se reconozcan nuestros esfuerzos. Aprender, descubrir, nos gustan los retos.
Cuando compartimos apego, se genera la verdadera confianza, nos convertimos en una cuadrilla de defensa de nuestra cultura, peleamos por nuestros resultados.
La comunicación interna sigue teniendo un gran propósito: seguir creando apegos para impulsar cultura, reputación y negocio. A todas las personas que trabajan para ello: feliz Día de la Comunicación Interna.
Por María del Barco, directora de Comunicación Interna de Roman