Google y Facebook acapararán el 74% de la inversión publicitaria digital en Europa dentro de dos años
El duopolio tecnológico formado por Google y Facebook continuará aumentando su cuota de mercado publicitario en Europa durante los próximos años.
Solo estas dos compañías recibirán el 72% de los ingresos por anuncios digitales este año en los cinco países principales de Europa (Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y España); según las previsiones de eMarketer. Para 2021 este porcentaje se incrementará hasta el 73,8%.
Estos datos están por encima de las anteriores previsiones emitidas por eMarketer, que iban desde el 69% proyectado para 2019 hasta el 70,7% para 2021.
La inversión en publicidad digital que se produjo en esos cinco países el año pasado ascendió a 36.000 millones de euros, según los datos de IAB. Por tanto, de esa cifra, unos 25.000 millones corresponderían solo a Google y Facebook.
Según eMarketer, los anunciantes están eligiendo a Facebook y Google para depositar la mayoría de sus presupuestos publicitarios para tener acceso a grandes audiencias con targets muy específicos. Beneficios que se estarían imponiendo los problemas de seguridad de marca y privacidad de los datos que están padeciendo las plataformas tecnológicas.
Tanto Google como Facebook no declaran sus ingresos en cada país. Solo el negocio de las búsquedas pagadas supuso el año pasado en España 1.000 millones de euros, que en su inmensa mayoría irían a parar a Google. Y a ello habría que añadir los 211 millones que genera el vídeo digital, formato en el que tiene una cuota de mercado importante YouTube.
Al tiempo que eMarketer revisa al alza las previsiones de cuota de mercado de Facebook y Google, ha modificado a la baja las estimaciones de crecimiento de la publicidad en los cinco países principales de Europa.
Si hace unos meses adelantaba un crecimiento de la inversión del 4% para este año en esos países, ahora rebaja ese porcentaje al 3,6%. Para 2020 la tasa de incremento estará en torno al 4%.
Esta revisión a la baja para 2019 está motivada principalmente por el menor crecimiento económico en Europa del estimado previamente, las tensiones comerciales y la incertidumbre que genera el Brexit.