La Comisión Europea investigará la compra de Kustomer por Facebook debido a riesgos para la competencia

| 3 AGOSTO 2021 | ACTUALIZADO: 9 AGOSTO 2021 9:25

En noviembre del año pasado Facebook anunció la compra de una startup relativamente desconocida con el objetivo de potenciar sus servicios de mensajería como entornos de gestión de relaciones con clientes (CRM). Esa empresa, llamada Kustomer y especializada en la venta de aplicaciones para permitir a los negocios comunicarse con sus clientes, se ha convertido ahora en la protagonista del enésimo frente ante reguladores. La Comisión Europea ha advertido de que con ella se puede consolidar aún más la posición preeminente de mercado en publicidad digital de la red social y ha iniciado una investigación sobre las posibles consecuencias de esa operación.

El razonamiento de las autoridades comunitarias pasa por considerar que la eventual adquisición puede provocar a futuro el bloqueo del acceso a WhatsApp, Messenger o Instagram a terceros para los que hoy esas plataformas son cruciales para manejar comunicaciones con clientes. Además existe preocupación sobre cómo Facebook pueda utilizar los datos obtenidos a partir de clientes de ese servicio para segmentar aún mejor la publicidad que sirve, lo que supondría una ventaja aún mayor frente a otros rivales.

Lejos de ser la única, la investigación abierta por la Comisión Europea se suma a una hilera que fue iniciada por la Comisión Federal de Comercio de EEUU (FTC) en febrero, para después incorporar a la Comisión de Competición y Consumidores de Australia (ACCC) en marzo y la autoridad de la competencia de Reino Unido (CMA) en junio. Y de hecho el proceso iniciado por el Ejecutivo comunitario supone la segunda fase del estudio del caso que inició en mayo, tras agotar el plazo para decidir si investiga en profundidad.

Autoridades de EEUU, Comisión Europea y Reino Unido ponen contra las cuerdas a la plataforma por una operación que le dotaría de capacidades CRM muy relevantes.

El concurso de la Comisión Europea es resultado de una petición formulada por Austria y de la aplicación del artículo 22 del Reglamento de Control de Concentraciones en la Unión Europea, que fue ampliado en marzo para ampliar su radio de acción en áreas como la tecnológica. En virtud de esa revisión, han pasado a ser susceptibles de examen por parte de la Comisión Europea operaciones que no alcanzaban el umbral de notificación de los países que las acogen.

Precisamente ese cambio llegó como colofón a un debate que emergía de manera intermitente a partir de 2014, año en el que Facebook compró WhatsApp por 19.000 millones de dólares, con lo que no alcanzaba los umbrales de aviso requerido que establecía el ya citado reglamento. Para la red social la adquisición “es favorable a la competencia y traerá más innovación para los negocios y los consumidores en el dinámico y competitivo espacio del CRM”.

Este movimiento se corresponde con la idea cada vez más generalizada de que plataformas como Facebook se hacen con startups por la amenaza que puedan suponer para el futuro, pero también para incrementar una posición de mercado que a su vez dificulta más la existencia de rivales. El mayor ejemplo de esa perspectiva es la compra de Instagram por parte del gigante de la web social, que hoy es considerado prácticamente un fallo de regulación.