OpenAISam Altman.

OpenAI abandona su plan para convertirse en una empresa

| 6 MAYO 2025 | ACTUALIZADO: 6 MAYO 2025 15:37

El complicado proceso que OpenAI iba a seguir para pasar de ser una organización sin ánimo de lucro no irá a más. Su presidente, Bret Taylor, ha confirmado en una publicación en su blog corporativo que la entidad abandona el proceso después de «haber escuchado a líderes civiles» y tras hablar con las oficinas de los fiscales generales de Delaware y California.

Esas dos últimas instancias tenían eventual capacidad de bloqueo sobre el procedimiento como supervisoras del estatus actual de OpenAI. Especialmente en un contexto en el que su cofundador Elon Musk había presentado una demanda para evitarlo y Meta también había señalado su disconformidad con esa transición. Ambos son competidores en el ámbito de la inteligencia artificial.

Así las cosas, el que hasta ahora era brazo comercial de la organización pasará a ser una corporación de beneficio público (PBC). Esa es la misma fórmula bajo la que operan XAI, propiedad de Musk, y Anthropic, fundada por extrabajadores de OpenAI.

La gran diferencia es que no habrá límites respecto a la rentabilidad que puede generar para sus accionistas, a diferencia de lo que venía sucediendo hasta la fecha.

En el modelo actual, los propietarios del brazo comercial de OpenAI tenían restringidos sus posibles beneficios a 100 veces su inversión y el dinero que excediera de ese cálculo revertía automáticamente en la matriz sin ánimo de lucro.

Ahora, los inversores y trabajadores con acciones no tendrán ese techo para recabar ganancias, lo que debería favorecer que la startup tenga mayor facilidad para recaudar más dinero de interesados en participar en ella.

El resultado de la última ronda de financiación de OpenAI, la mayor de captación de capital riesgo de toda la historia, ha sido clave para levantar el límite. Pero también la competencia actual y prevista.

La creadora de ChatGPT convertirá su brazo comercial en una corporación de beneficio público y retirará los límites de beneficios a sus accionistas.

Esto último es lo que indica el consejero Sam Altman en un memo adjunto a la nota firmada por Taylor, que comienza señalando que «OpenAI no es una compañía normal y nunca lo será». Y entre otras cosas por ello necesitará «cientos de miles de millones de dólares» o incluso «billones» para dar sus servicios «a toda la humanidad» de cara a proporcionar la inteligencia artificial general (AGI).

Así se denomina a la hipotética capacidad de emular a los seres humanos en cuanto a comprender, aprender y desarrollar tareas sin que existan limitaciones específicas. En ese estado la inteligencia artificial estaría estructurada en un sistema que puede adaptarse de manera amplia a gran variedad de situaciones, tal y como sucede con el cerebro de las personas.