El gran negocio de los festivales
Se acerca el Festival de Cannes y nadie quiere quedarse fuera. Sin embargo, sigue siendo un plato que casi nadie en las agencias pueda saborear. Aunque muchos intentan convencerse de que la crisis ya terminó, la realidad es que incluso los que han ganado dinero mantienen sus planes de austeridad.
Hasta donde sé, parece que posiblemente ni siquiera El Sol (que se celebra en Bilbao a principios de junio) tendrá llenazo, pese a ser infinitamente más barato que el de la carísima Costa Azul. Y es que entre inscripciones, billetes de avión, traslados, hoteles y comidas la broma le puede salir por no menos de 3.000 euros por barba. Así que solo los afortunados con un cargo muy largo en su tarjeta de visitas podrán disfrutar de la mejor creatividad, las copas en “El Martínez” y las fiestas nocturnas.
Las agencias creativas (y de medios) se gastan una pasta cada año solo en inscribir campañas en festivales como El Sol, Cannes, FIAP, New York Festivals, D&AD Awards o los CLIO. Inscribir una pieza puede ir de los 450 a los 900 euros dependiendo de la categoría a la que te presentes. Si esto se multiplica por piezas y festivales entenderéis que la cifra final sume muchos ceros.
Es un gran negocio y todos lo saben. Organizadores, participantes y patrocinadores (las marcas), que son los que pagan más de la mitad de esta fiesta. El resto de los ingresos provienen de las inscripciones de delegados y de piezas.
«Inscribir una pieza puede ir de los 450 a los 900 euros dependiendo de la categoría a la que te presentes».
A nadie le debe extrañar, por tanto, que cada edición se inauguren nuevas secciones en estos certámenes. Porque aunque sea difícil de entender para el resto de los mortales, la realidad es que las agencias se gastan muchos miles de euros porque inscriben sus campañas (las mismas) y diferentes secciones (Film, Outdoor, Press, Radio, Innovation, Cyber, Titanium, etc) para tratar de ganar todos los premios posibles. Mientras tanto, la organización se frota las manos.
Todo este montaje (el de Cannes) es jaleado y apoyado por los grandes grupos publicitarios (Omnicom, WPP, IPG, Havas, etc.) que buscan convertirse en la red más creativa del año al precio que sea. Y suele ser muy alto. ¿Demasiado? No parece importarles. Tampoco a sus accionistas.