La independencia publicitaria catalana

| 15 SEPTIEMBRE 2015 | ACTUALIZADO: 7 MARZO 2024 14:09

Realmente el politiqueo de este país me la trae un poco al pairo. Sin embargo, la deriva nacionalista del actual Gobierno catalán han hecho saltar todas las alarmas entre los grandes empresarios autóctonos. Saben que una hipotética separación sólo les traerían serios problemas económicos.

El mercado publicitario catalán –formado por anunciantes, agencias y medios- tiene históricamente un problema serio de volumen de negocio, ya que los headquarters de las grandes multinacionales están en Madrid (guste o no). De hecho no han sido pocos los que han venido a la capital en busca de una cuenta que les salve las cuentas de resultados.

Pero no todos han logrado prosperar en su aventura empresarial, porque para triunfar en Madrid hay que estar en Madrid (Villar Rosàs, SCPF…). No vale con venir a presentar campañas y decir a los clientes que “tenemos oficinas en Madrid”, que “somos muy buenos”, y que “ya no hay fronteras”. No cuela. Aquí hay que estar disponible 24 horas. Y respecto a las fronteras, pues da la sensación de que hay algunos empeñados en ponerlas.

Si hoy la tarta publicitaria (la inversión real de las marcas) es aproximadamente de un 80% en Madrid y un 20% en Cataluña, mucho me temo que la porción catalana podría acabar convirtiéndose en migajas (si hay independencia).

“Perdona, aquí quien tiene el poder es el cliente”, dirán los más avispados. Pues claro, hombre. ¡Tiene usted más razón que un santo! El problema es que ya se ha comprobado que cuando a alguien le tocan los… sentimientos pues empiezan a temblar las estructuras. Comienzan los boicots a determinadas marcas y productos, etc. O sino pregúntenle a los directivos de Freixenet o Codornìu.

No sé qué pensarán de todo este asunto independentista las grandes redes de agencias (Omnicom, IPG, WPP, Havas…) pero no creo que les hiciera mucha gracia. Imagino al pequeño (de estatura) Sir Martin Sorrell con cara de póker intentando entender qué está pasando con su dinero.

Hace poco estuve con un directivo catalán que me transmitió su “preocupación” por lo que pueda ocurrir si gana el “Sí”. Textual: “Sabemos que algunas de las pocas multinacionales que nos quedan allí se pensarán venir a Madrid, y entonces ¿qué haremos con las plantillas de allí?”

Creo que la broma –de consumarse un día- puede salirle muy cara a un sector publicitario catalán muy necesitado, donde cada vez hay menos para más. Algún estamento corporativo debería sentarse con Artur Mas para explicarle cómo va a compensar a agencias y medios la pérdida de inversión y clientes que huirán despavoridos.

Estoy convencido de que no pocos catalanes –tradicionalmente grandes emprendedores y buenos negociantes- estarán rezando a la Virgen de Montserrat para que el sarcasmo no acabe consumándose.

Me temo que hay demasiados puestos de trabajo y familias en juego. ¿Habrán pensado en esto? Lo dudo.