Cuando las noticias falsas se convierten en una oportunidad para los medios

| 12 ENERO 2017 | ACTUALIZADO: 19 ENERO 2017 11:41

Desde que eclosionó Internet nunca han faltado los expertos afanados en proclamar las oportunidades que se abrían al periodismo, pero cuando se airean las mantas salen más amenazas que oportunidades. No obstante, parece que 2017 será por fin el año en el que los medios conseguirán convertir los inconvenientes en ventajas.

Al menos así lo recoge el informe sobre proyectos digitales del Instituto Reuters de Periodismo, en cuyas primeras páginas se asegura que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el ciclo de elecciones que se avecinan en Europa contribuirán a incrementar aún más el poder de los nuevos medios de comunicación, mientras los tradicionales siguen cediendo influencia e ingresos.

De las respuestas dadas por los más de 150 directores que han participado en el informe se extrae una conclusión general: se aprende más de la experiencia que de la innovación. Así, los medios se comprometen a intentar consumar la tan mentada transformación digital sin caer en nuevos errores. De hecho, el fenómeno tan sonado y relevante de la difusión de ‘noticias falsas’ podría dar pie a una mejora en la calidad del periodismo. Esta es la principal oportunidad que, un principio, se autoexigen los editores consultados.

La difusión de noticias falsas no es una práctica novedosa, ni mucho menos, pero conviene ponerle freno antes de que siga extendiéndose. Sobre todo cuando los últimos informes de consumo digital vienen reflejando que alrededor del 12% usuarios recurren a las redes sociales como principal fuente de información. Sin embargo, el informe advierte que no es una tarea sencilla, y no sólo por la dificultad que entraña definir e identificar estas informaciones, sino porque «el próximo presidente de los Estados Unidos es un entusiasta de practicar y compartir las noticias falsas».

Este problema abre la siguiente cuestión: «¿cómo pueden responder las publicaciones a estas tendencias?» En primer lugar, Facebook ha anunciado que recurrirá a fuentes externas para comprobar la autenticidad de estas noticias, y aunque es seguro que no solucionará esta cuestión en el corto plazo, promete hacer avances en esta dirección.

En segundo lugar, las principales plataformas de contenidos están enfocando grandes recursos a la corrección de esta práctica, toda vez que en el corto plazo el foco se centre en las posibles sanciones que podrían recibir quienes miren para otro lado.

Es el caso, por ejemplo, de Alemania, donde algunos políticos han sugerido que distribuidores como Facebook sean multados con 500.000 euros por cada historia falsa que no sea retirada. Una propuesta que probablemente no prosperará pero que ha empujado a otras empresas a tomar cartas en el asunto. Como Twitter, que estudiar manejar la calidad y el tipo de noticias que se difunden con la activación de un botón ‘mudo’.

Con todo, los directores de medios consideran que esta situación favorece a las marcas que no sucumben a la publicación de noticias falsas. En este sentido, alrededor de dos tercios de los consultados (70%) estudiarán reforzar su posición en este ámbito, mientras que el resto sigue mostrándose indiferente a la proliferación este fenómeno.

Pero no todos los desafíos que dibuja el informe son halagüeños. Se espera que en 2017 la transición hacia el entorno digital lleve a numerosas compañías editoriales, tanto en Europa como Estados Unidos, a dejar de publicar en papel y hacerlo solo en digital, por lo que se temen nuevas pérdidas y recortes laborales en el sector.