El Economista aparca por el momento la idea del muro de pago

| 17 SEPTIEMBRE 2020 | ACTUALIZADO: 12 JULIO 2023 12:37

La crisis sanitaria ha desbaratado completamente las perspectivas fijadas por las empresas de medios para este año. Para muchos editores de prensa los objetivos anuales se volvieron papel mojado con la expansión de la pandemia mundial. Otros han aprovechado la coyuntura para replantear sus estrategias de negocio.

Así ha ocurrido en El Economista. Mientras los principales actores de la prensa digital están construyendo su futuro en torno a estrategias de suscripción, la cabecera editada por Ecoprensa ha decidido dar un paso atrás en su apuesta por el pago.

En un encuentro celebrado por la asociación Dircom, el director de El Economista, Amador G. Ayora, expuso que la estrategia actual del diario descarta cualquier incursión en el cobro por contenidos. Al contrario, su interés ahora mismo no está centrado en limitar el acceso a sus contenidos.

“Nuestro negocio se basa en la especialización, en hacer un traje a medida para empresas, sectores o a demanda. Hoy por hoy, no vemos una ventaja en cerrar la web, pues consideramos la información macro como una commodity, si los usuarios no la pueden leer en nuestro diario, la leerán en otro que esté abierto”, declaró Ayora respecto a esta cuestión.

Esta intención ya fue avanzada por Antonio Rodríguez Arce, que dimitió como presidente de la editora en julio. Fue en abril cuando el ex editor manifestó ante la plantilla que no era el momento de emprender este proyecto. Conviene precisar en este sentido que El Economista llevaba más de dos años planeando la opción de dar este paso, en línea con gran parte del sector generalista, y que el aterrizaje de Pablo Caño como consejero delegado a principios de 2019 se enmarcaba en este objetivo.

Una vez concluido que el rumbo de El Economista discurre ajeno al fenómeno de las suscripciones, su director expuso que están ponen en marcha proyectos para incrementar su comunidad de lectores. Entre otros una newsletter «que adelanta la portada del día siguiente, y con esa iniciativa hemos recogido, en apenas unos meses, veinte mil registros nuevos”.

El Economista es de los pocos medios que no ha llevado a cabo ajustes para mitigar el impacto de la pandemia. No obstante, una de las formas que barajaron para ahorrar costes fue eliminar la edición impresa de lunes a viernes, según informó Vozpópuli. También se acordó destinar una parte de la última ampliación de capital, cerrada por unos 3 millones de euros, para compensar la caída de ingresos.