El País usa el ‘caso Acuamed’ para distanciarse de Sáenz de Santamaría

| 22 ENERO 2016 | ACTUALIZADO: 22 ENERO 2016 12:48

Para quien tiene ya el ojo hecho para detectar el lenguaje indirecto con que los medios transmiten sin mentir sus filias y fobias, el tratamiento que da El País al ‘escándalo Acuamed’ es un modo bastante obvio de poner fin al tormentoso romance de Prisa con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

Hoy día 22 de enero aparece en la primera del ‘diario de referencia’ la noticia en estos términos: ‘Testigos del ‘caso Acuamed’ implican al ‘número dos’ de Santamaría’. Ahora, no hay palabra inocente ni ociosa en un titular, y el hecho de que se prefiera nombrar a la vicepresidenta en lugar de referirse al sujeto por su propio nombre o su cargo -subsecretario de Presidencia- no es en absoluto casual. Es un «Soraya, hemos terminado» en toda regla.

el paisAbundando más, a lo largo de la mañana la versión digital del diario lanza una nueva y urgente información al respecto, ‘Dimite el subsecretario de Presidencia para “defender su honor”, pero ahora el mensaje está en la foto que acompaña la información: en segundo plano, detrás del político ahora dimisionario en el momento de jurar el cargo, la cara satisfecha y sonriente de Soraya.

Que la prensa generalista de papel carece ya de un modelo de negocio que tenga sentido es un secreto a voces. Que su supervivencia no depende tanto de sus ventas en quiosco como del favor del poder, no es menos evidente.

La relación de Prisa con el PSOE casi desde sus orígenes ha sido siempre tan estrecha que a menudo se ha bromeado con la idea de que el partido era la filial política del imperio de Jesús Polanco, una sociedad que ha resultado enormemente provechosa para el grupo en forma de licencias televisivas, acceso privilegiado a la información, publicidad institucional y ese largo etcétera que trae en España la cercanía con el poder.

La victoria de los populares, naturalmente, es siempre un revés para el grupo, y por eso desde los primeros pasos del gobierno de Rajoy buscaron -y encontraron- una fiel aliada en la vicepresidenta, que se ha erigido en la valedora de Prisa tanto en la decisión de consagrar el duopolio televisivo contra la opinión de los expertos en Competencia como a la hora de presionar a los bancos para mostrarse pacientes y generosos con la gigantesca deuda del grupo, matemáticamente impagable. A cambio, Soraya podría contar con el respaldo del primer grupo mediático español en sus batallas internas dentro del Partido Popular y del propio gobierno, alentando una ‘alternativa Soraya’, denominada cruelmente por Pablo Iglesias como ‘Operación Menina’.

Pero el nuevo escenario postelectoral hace no solo innecesario para El País que se le asocie con personaje alguno del PP, sino claramente inconveniente.