La vieja guardia de la televisión cede el testigo ante el reto de la digitalización
El paso atrás dado por Maurizio Carlotti en Atresmedia admite varias lecturas. La principal no es otra que la culminación de una retirada prevista desde hace años, lo que llevó a que el veterano directivo fuera perdiendo peso dentro de la estructura del grupo mediático.
Desde que en 2008 saliera del puesto de consejero delegado en favor de Silvio González, Carlotti se había ido distanciando poco a poco de la toma de decisiones. De hecho, cada nueva modificación en su categoría profesional le iba situando en un papel más representativo que ejecutivo.
En su última etapa se encargó de representar a Atresmedia en UTECA, la patronal de las televisiones, desde una posición que le llevó a enfrentarse con las pequeñas televisiones comerciales a cuenta del reparto publicitario. A finales del año pasado fue reemplazado por Eduardo Olano, presidente de Atresmedia publicidad, en un movimiento que dejaba intuir su salida, decidida internamente en esas fechas, y que se producirá formalmente en la Junta Genral de Accionistas del próximo 24 de abril.
Por otro lado, la retirada de Carlotti deja un hueco en el órgano ejecutivo del grupo que pasará a ocupar Javier Bardají, actual director general de Atresmedia Televisión. Un reemplazo que reivindica a este último como hombre fuerte de la compañía con un puesto en el consejo y que, al mismo tiempo, anticipa un relevo generacional en la cúpula de las televisiones. Fuentes del sector apuntan que en el medio plazo se irán integrando nuevos perfiles en los consejos de Atresmedia y Mediaset.
Fuentes del sector apuntan que en el medio plazo se irán integrando nuevos perfiles en los consejos de Atresmedia y Mediaset.
Y es que la vieja guardia, de la que Carlotti es un fiel exponente con más de cuarenta años en el sector, empieza a colgar las botas. Lo hacen dejando paso a una nueva generación de directivos que tiene ante sí el reto máyusculo de la tansformación digital. Factores como el índice de penetración televisiva más bajo de la historia o el paulatino descenso del consumo lineal y, por ende, de la publicidad, vuelven aún más urgente esta adaptación.
El futuro de los grupos de televisión tradicionales pasa por la diversificar su fuente de ingresos y potenciar su presencia digital. Un cambio de paradigma que ya han asimilado Atresmedia y Mediaset, donde todos los proyectos y decisiones se llevan a cabo con el foco puesto en lo digital: desde la creación de un área específica de producción y comercialización de contenidos de ficción para terceros (Netflix, HBO o Amazon), hasta la apuesta por verticales. En este último punto se enmarca la reciente adquisición de El Desmaque y el lanzamiento de nuevos portales de información por parte de Mediaset.
Dentro de Atresmedia, una de las personas sobre la que recae la responsabilidad de abanderar esta adaptación es Bardají, quien recientemente defendía que los mimbres de las televisiones siguen siendo resistentes y versátiles. De hecho, aseguraba que su grupo está en condiciones de competir por el jugoso mercado del vídeo digital.
Lo cierto es que las palabras del flamante consejero ejecutivo de la editora de Antena 3 no son compartidas por el mercado, que en el último año ha castigado severamente las cotizaciones de grupo televisiones tradicionales. Los inversores consideran que no se están adaptando a la velocidad adecuada, como prueba la dependencia que siguen teniendo estas compañías de la publicidad convencional, que representa más del 80% de su negocio.
Como consecuencia de este incierto panorama, marcado por unos márgenes de beneficio más reducidos y menores ingresos, Atresmedia ha perdido más de la mitad de su valor bursátil en el último año. Hasta el punto que la cotización actual se aproxima peligrosamente a la cifra de endeudamiento de la compañía. En el caso de Mediaset la caída no ha sido tan fuerte, si bien también ha supuesto el 40% de su valor.