comma cumple 25 años, con 14 profesionales y colaboradores en Europa y América
La consultora de comunicación estratégica comma cumplió el pasado 1 de marzo su 25 aniversario.
Nacida como SAB Comunicación empresarial, comma evolucionó hacia la marca Silvia Albert in company hasta 2019, cuando realizó un ejercicio de rebranding que llevó a su actual denominación. Actualmente, cuenta con una plantilla de 14 profesionales, además de una extensa red de colaboradores en Europa y América.
Nacida en pleno estallido de las “puntocom”, la firma se marcó el objetivo de acompañar a organizaciones, empresas y profesionales en sus objetivos de conversación con sus públicos sobre la base de una coherencia entre lo que son y lo que hacen, el sentido común de informar de lo que realmente interesa y de aportar a la sociedad una visión profesional de la actualidad sobre la base de que comunicar es poder.
La agencia es hoy una boutique especializada en comunicación corporativa y financiera. Algunos de los clientes con los que empezó la consultora siguen trabajando con ella a fecha de hoy. Muchos de ellos son empresas internacionales que buscan en España una firma capaz de representar sus intereses, ayudarlas a entender las singularidades locales, asesorarles en estrategias de negocio y acompañarles en su crecimiento regional.
No obstante y a pesar de esa fuerte especialización, comma ha trabajado para clientes de múltiples sectores: farmacéutico, educación, construcción, energía, transporte, inmobiliario, medios de comunicación, legal (fue la primera agencia en asesorar a un despacho de abogados cuando ninguno tenía la comunicación entre sus prioridades), alimentación, espectáculos, restauración, papelería, marcas, administración pública, seguros, franquicias, asociaciones profesionales, sostenibilidad y medio ambiente, entre otros.
La agencia es hoy una boutique especializada en comunicación corporativa y financiera.
En estos 25 años, comma ha pasado por distintas sedes, siempre en Madrid: desde la calle General Pardiñas, donde comenzó en un pequeño apartamento, pasando por la calle Princesa, la calle Fuencarral, la actividad plenamente digital durante el confinamiento de 2020 y, actualmente en la sede propia de la calle Alburquerque. Además, desde 2022 cuenta con una delegación en Cataluña.
Desde su creación, comma ha participado en la consolidación y reconocimiento del sector de la comunicación como pilar fundamental de las organizaciones.
Entre los hitos más reseñables de estos 25 años, Silvia Albert, CEO de comma, considera que la labor de la agencia desde el principio fue “apoyar el reconocimiento del sector de la comunicación corporativa en España por entonces muy desconocido, y estar siempre a la vanguardia de la adopción de nuevas tecnologías, estrategias y herramientas”.
Redes internacionales
Entre otras iniciativas, comma creó en 2019 Fincom, red europea de consultoras independientes especializadas en comunicación financiera, con la que se propone derribar fronteras y multiplicar las capacidades de las agencias asociadas para poder acompañar a sus clientes en su expansión internacional, con una red de contactos locales en Portugal, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, Austria y Suiza.
Además, comma pertenece a la red latinoamericana de agencias Red Cila que aglutina a consultoras de comunicación de Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Costa Rica, Perú, Colombia, Uruguay, Panamá, Portugal y España. Más de 150 consultores especializados en comunicación corporativa, marketing, periodismo, relaciones institucionales, lobby, reputación, comunicación digital y creatividad.
Retos
“El gran reto para los próximos años”, concluye Silvia Albert, “va a ser seguir haciendo un trabajo de comunicación coherente, experto y profesional en un entorno en permanente transformación, en donde las fronteras se desdibujan y en el que no podemos perder de vista ni nuestro propósito ni el de nuestros clientes. En un entorno de polarización extrema, de exceso de ruído y de infoxicación, nuestra tarea va a ser más fundamental que nunca, siempre que mantengamos los principios y líneas de actuación claras para no vernos arrastrados por el tsunami de lo fácil, de la mediocridad y de lo superficial. Debemos tomar conciencia de nuestra responsabilidad – la de cada uno de nosotros-, y aprovechar las ventajas de las disrupciones tecnológicas que ya están aquí para avanzar sin perder de vista el humanismo, la ética y los valores inamovibles”.