Weber Shandwick también se expande hacia los servicios de consultoría de gestión
Las empresas tienen nuevas necesidades de comunicación con sus públicos objetivos, lo que ha provocado que las agencias especializadas tengan que transformarse, habida cuenta del estancamiento de sus ingresos en los pasados ejercicios.
Un gran número de las agencias de comunicación que dominan el mercado están optando por empezar a ofrecer nuevos servicios más propios de las consultoras de negocio. Este es el camino emprendido por Ketchum y ahora también por otra de las grandes compañías del sector, como es Weber Shandwick, la segunda agencia de comunicación más grande del mundo por ingresos.
La compañía del grupo IPG ha anunciado el lanzamiento de un nuevo servicio que ofrecerá a sus clientes, denominado CultureShift. Se trata de una nueva área que se dedicará a construir culturas que ayuden a las empresas a conseguir sus objetivos de negocio mediante la consultoría de gestión.
Con esta nueva línea de negocio, Weber Shandwick quiere ayudar a sus clientes en la gestión del cambio y en el alineamiento de su cultura corporativa y sus objetivos comerciales.
Este proceso se acomete mediante varios pasos: lo primero es investigar y analizar el estado actual de una organización y luego definir hacia dónde quiere ir, lo que incluye definir el propósito y los valores. Seguidamente, viene la habilitación del cambio, etapa en la que hay que tener en cuenta la evolución de los procesos y procedimientos de los empleados; motivar y recompensar a los empleados que experimenten ese cambio; y, por último, medir el resultado, y, si es necesario, refinar la estrategia.
Este servicio que ahora ofrece Weber Shandwick es más propio de las grandes consultoras del tipo Deloitte o Accenture; y no es tan habitual en las agencias de comunicación. Y parece que esta línea de comenzar a ofrecer servicios de consultoría continuará en el futuro, según explican desde la agencia de IPG.
Weber Shandwick -la segunda agencia de comunicación más grande del mundo por ingresos- vio como su negocio se estancó el año pasado, con una facturación de 805 millones de euros, ligeramente por debajo de la cifra registrada en 2016.