Manuel Montes: CdeC: Bienvenido a casa

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El Festival de Publicidad más icónico del mundo está unido a una ciudad: Cannes. De alguna manera festival y ciudad van de la mano en una simbiosis que elimina las fronteras entre lo físico y lo anímico haciendo que poner un pie en La Croisette sea parte del festival en sí mismo.

Nosotros tenemos San Sebastián. Ciudad tan unida a la creatividad española que cada año se iba a Sanse y no a El Sol. Y no es un “detalle baladí” como dicen los contertulios de las emisoras de radio. Es el reflejo de hasta qué punto una cosa y otra, creatividad y ciudad, están íntimamente entrelazadas. Hay más representación de agencias, productoras y creativos en el Museo del Whisky que en una reunión de cualquier asociación sectorial. Debería dar como para reflexionar.

Hace años el festival que hasta entonces representaba la creatividad nacional decidió abrirse a la internacionalidad. Esta decisión, lógica dentro de un proceso de crecimiento, hizo que ganara relevancia y peso específico en Portugal, Latinoamérica y el mercado latino de USA. Por el contrario, hizo que perdiera el foco de la creatividad específicamente española, aunque también estuviera representada. Apenas unos años después, perdió la sede.

«Nosotros tenemos San Sebastián. Ciudad tan unida a la creatividad española que cada año se iba a Sanse y no a El Sol».

En paralelo nació el Club de Creativos. Un colectivo que intentaba defender, proteger y mejorar el trabajo de la creatividad española en su conjunto. Y para dejar constancia de ello crearon el Anuario del CdeC, un libro que recoge lo mejor de la publicidad nacional de cada año.

Afortunadamente el CdeC también evolucionó pasando del “aquí no se dan premios, el premio es estar en el libro” a tener finalistas, bronces, platas, oros, gran premio, categorías… Vamos, siguen haciendo lo mismo, pero organizando un festival de publicidad (me da igual que lo llamen así o no) donde el mejor trabajo de la creatividad española en su conjunto acaba reflejado en el mismo anuario.

Y esto nos lleva a San Sebastián. Hace años, en esta ciudad había un evento que celebraba la excelencia de la creatividad española. La semana pasada se celebró un evento en el que la base de todo fue la excelencia de la creatividad española.

La creatividad española volvió a su casa. Y ahí estábamos más de 1.500 personas inscritas para recibirla con los brazos abiertos.

Las salas estaban llenas a rebosar tanto en las charlas como en las proyecciones. En la gráfica siempre había gente…fue antológico.

Hace muchos años el Orfeón Donostiarra inauguró la gala de entrega de premios interpretando jingles publicitarios. No sé si fue premeditado o fue casualidad, pero esta gala fue inaugurada por un cuarteto vocal que también interpretaban jingles publicitarios. Lo que es bastante simbólico. El sector ha cambiado. Los recursos han menguado. Los medios se han fragmentado. Hemos pasado de 60 personas de un Orfeón, a un cuarteto. Pero la esencia, la idea, sigue siendo la misma.

Todo ha salido bien en esta gala. Hasta el error en la entrega de premios que tan preocupada tenía a Concha Wert (se olvidaron de entregar un premio, ya ves) se convirtió en algo positivo. Fue tal la naturalidad a la hora de afrontarlo, la frescura al improvisar la entrega después de haber fallado el Gran Premio… que casi dan ganas de olvidarse alguno el año que viene. Gran Premio (“Magnum”, de Unilever), por cierto, que es en mi opinión una de las mejores piezas de la creatividad española. Hasta en eso ha habido suerte.

Y como en todas las cosas buenas, la gala en sí ha crecido arropada por el contexto. Estamos hartos de crisis. De recortes. De caspa. En esta gala todas esas cosas se quedaron en la puerta. Ése es el gran poder de San Sebastián. Porque es la memoria histórica de lo mejor de nuestra profesión. De nuestro gran valor diferencial. De la creatividad. Y así, el otro día, muchos años de prosperidad y excelencia creativa de nuestro pasado se fusionaron con la frescura y el talento de nuestro presente, haciendo que no podamos evitar fantasear con un futuro mejor. No lo he comentado con nadie, pero estoy seguro de que todos lo pensábamos. Esto solo puede ser el principio de algo mejor para la publicidad y la creatividad española. Al fin y al cabo, es de lo que se encarga el Club de Creativos. Gracias Guillermo.