Ramón GonzálezRamón González.

Ramón González: Vitoria, Barcelona, Bruselas

| 9 ABRIL 2024

Durante los próximos dos meses cerca de 10 millones de ciudadanos vascos y catalanes acudirán, no sin cierta pereza, a las urnas. Un mes más tarde, el 9 de junio de 2024, los 47 millones de españoles votaremos en unas elecciones tan relevantes para nuestro futuro como las autonómicas. Las elecciones al Parlamento Vasco y al de Cataluña no son menores, esto es una obviedad. Tienen un gran impacto sobre la política nacional y los equilibrios y alianzas en el Congreso son más importantes que nunca en esta legislatura.

Pero el 9 de junio, en las elecciones al Parlamento Europeo, elegiremos quién nos representa en la que puede considerarse la capital de la iniciativa regulatoria y política de Cataluña, el País Vasco y el resto de España.

En Bruselas, durante los últimos 5 años (lo que dura una legislatura europea), se ha tenido que dar una respuesta política, ¡o más bien económica!, a una pandemia y a una agresión militar que hace frontera con la Unión. También se ha regulado sobre cientos de materias que nos tocan de cerca: con el mercado eléctrico qué precios pagaremos por nuestra energía; con la ley de inteligencia artificial cómo podremos usar esta tecnología que no nos espera; con la, tan urgente como importante, Tarjeta Europea de Discapacidad, muchos colectivos han dado un paso adelante en sus derechos. No habría líneas, en fin, para resumir todo lo que se produce en Bruselas.

Pero aquí también se decide qué queremos ser como unión geopolítica, lenta, con defectos, muchos, pero exitosa. A Ursula Von der Leyen (la gran favorita a día de hoy, pero no pienso apostar nada con nadie), le ha tocado lidiar con dos grandes crisis. No sabemos qué nos depararán los próximos 5 años pero nada hace pensar que tiempos de estabilidad política global y comercial.

«No sabemos qué nos depararán los próximos 5 años pero nada hace pensar que tiempos de estabilidad política global y comercial».

Como principal candidata, como saben al elegir al Parlamento Europeo elegimos indirectamente quién preside después la Comisión y el reparto del resto de puestos más relevantes o top jobs, es a través de sus intervenciones y de lo anunciado por la Comisión que aún preside como podemos hacernos una idea de los grandes asuntos a tratar: competitividad de la industria europea; implementación de la agenda verde – ¿y quizá frenazo? -; impulso a la industria de defensa, con un posible comisario de Defensa de un país del Este de Europa; una ampliación del club cada vez más cercana o el rol que deben asumir los 27 en su apoyo logístico y militar a Ucrania y en una OTAN con, quizá, un Estados Unidos liderado por Donald Trump.

No son asuntos menores y los europeos tenemos en unas semanas la posibilidad de elegir quién y cómo toma esas decisiones. 61 eurodiputados en el caso de España. Este año, además, las encuestas muestran un crecimiento cada vez mayor de partidos populistas y euroescépticos que pueden impulsar la ruptura de consensos logrados con esfuerzo y que han ayudado a que esta región, con todas sus imperfecciones, sea un lugar próspero como muy pocos donde vivir, con un envidiable nivel y ejercicio de derechos y libertades.

En Bruselas se deciden grandes asuntos porque así lo marcan los Tratados y el reparto de competencias, pero también porque en ocasiones, cuando el legislador nacional arrastra los pies, es el legislador europeo quien se adelanta. Por iniciativa propia y porque es absurdo tratar de resolver retos globales sin contar con los otros 26.

Estos aspectos geopolíticos de la Unión quizá se ven lejanos. Quizá pensamos en la tan manida “los burócratas de Bruselas”, aunque como residente en Bélgica les aseguro que el menor problema burocrático en este país tan peculiar viene de la Unión. La realidad es que las instituciones europeas no son una deidad, un Deus ex machina, como en el teatro griego y romano, que baja del cielo y resuelve nuestros problemas. Nos los solucionamos o no nosotros eligiendo, en primer lugar, quién queremos que nos represente. Exactamente igual que en las dos citas previas en el País Vasco y Cataluña. Aprovechemos la ocasión. En Vitoria, en Barcelona y en Bruselas.

Ramón González es el director de ATREVIA Bruselas.