
María Luisa Moreo: La Importancia del Due Diligence y la Gestión de la Reputación en la Era Digital
Somos rehenes tanto de las palabras dichas como de las no dichas y de aquellas que taxativamente afirmamos que jamás diremos. Me refiero en este caso a la rotunda afirmación de la nominada al Óscar, Karla Sofía Gascón: “jamás voy a pedir perdón”, unas declaraciones que la han llevado a tomar la decisión de no estar en los premios Goya, y que han supuesto que Netflix anunciase que no costeará su participación en los Oscars.
En el mundo actual, la reputación puede construirse o destruirse en cuestión de segundos. Las redes sociales amplifican nuestras voces, pero también nuestras equivocaciones y no olvidan. Los tuits poco alineados con valores éticos no solo le han costado a Gascón el apoyo de Netflix, sino también críticas de algún ministro del gobierno español.
Es cierto que todos tenemos derecho a equivocarnos y Karla Sofía Gascón no es una excepción. También es cierto que ella no es Emilia Pérez, y por lo tanto tiene todo el sentido que los actores y actrices españolas hayan defendido durante la celebración de los premios Goya la separación entre obra y autor e, incluso, desde el lado humano, que se hayan levantado voces contra la cultura de la cancelación y contra el linchamiento de la actriz.
Siendo todo lo anterior cierto, no es menos cierto que cuando se cometen errores, las disculpas deben ser sinceras y acompañadas de acciones que demuestren un cambio genuino.
La reconstrucción de la confianza es un proceso que necesita transparencia y consistencia para ser eficaz. Si bien la actriz se ampara en que dijo lo que dijo hace años y en que ha sido completamente transparente y se la ha malinterpretado, lo cierto es que su negativa a disculparse denota un cierto desconocimiento del mundo hiperconectado e hipervulnerable en el que vivimos, donde la hiperexposición a la que estamos sometidos no solo tiene consecuencias sobre una persona sino sobre el resto de los stakeholders que la rodean.
«La reconstrucción de la confianza es un proceso que necesita transparencia y consistencia para ser eficaz».
No es, además, la primera vez que estamos ante un caso similar. Seguramente todos recordamos el célebre momento en que Dani Mateo se sonó los mocos con la bandera de España en El Intermedio y como evolucionó. Primero asistimos a la retirada de los patrocinadores del programa y eso forzó su petición de disculpas.
¿Y por qué pedir disculpas? Porque las empresas, más aún que los individuos, y no digamos los gobiernos, tienen una responsabilidad social y la obligación, si quieren sobrevivir, de estar alineadas con los valores vigentes.
En esta línea, las empresas deberían, como prevención, realizar un due diligence reputacional exhaustivo antes de establecer relaciones profesionales, y de investigar a fondo (en fuentes abiertas) a los potenciales colaboradores. De este modo pueden evitar futuras crisis de reputación.
La única salida de Gascón habría sido ofrecer esas disculpas a las que se niega (las palabras no dichas), y es precisamente su negativa la que no deja otra salida a las partes implicadas, al igual que sucedió con Dani Mateo (hasta su rectificación) que romper relaciones, porque su actitud está o estuvo fuera de valores y su reputación no es la única que está en juego.
Como siempre, es mejor prevenir que gestionar riesgos reputacionales, las empresas deberían barajar la opción de anticiparse mediante la elaboración de contratos con estipulaciones claras que ofrezcan una capa adicional de protección ante posibles riesgos. Estos documentos, naturalmente, deben reflejar los valores de la empresa y las expectativas de conducta de todos los implicados.
En conclusión, la proactividad en la gestión de la reputación es esencial. Con la combinación adecuada de transparencia, due diligence y contratos protectores, las empresas y los profesionales pueden navegar los desafíos de la era digital con más garantías.
Por María Luisa Moreo, directora general de Señor Lobo & Friends.