
María Luisa Moreo: Qué es la pena de telediario y cómo podemos evitar que arruine nuestra reputación
La pena de telediario es el juicio previo que sufre una persona o una empresa cuando los medios de comunicación se hacen eco de una mala noticia sobre ellos que, inevitablemente, tiene una repercusión negativa en su reputación.
Este pre-juicio, entendido como el juicio previo televisado que precede al juicio real en un tribunal, se basa en un prejuicio. Un prejuicio es, según la definición que recoge el diccionario de la Real Academia Española: «Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal».
Así pues, el pre-juicio mediático se basa en ideas o argumentos que no se han estudiado a fondo– no olvidemos la inmediatez que prima en los medios, acuciada por la redes sociales- y de los que a menudo, no suele haber pruebas concluyentes. Estas opiniones- pues esto es lo que prima en los programas televisivos- son, además, según la definición, tenaces. Por lo tanto, difíciles de desmontar.
«El problema de la voracidad mediática, sumada a las deficientes instrucciones de algunos casos judiciales, es que la sentencia absolutoria no repara el daño reputación».
El tratamiento mediático que conlleva la pena de telediario sucede tanto en aquellos casos que están bajo secreto de sumario como en los demás, puesto que los medios no actúan bajo la misma premisa que los jueces, y no tienen la obligación de demostrar lo que publican, aunque sí de decir la verdad.
Televisado o difundido por las redes sociales, este pre-juicio mediático es capaz de destruir la reputación de una empresa o una persona que, cuando sale el verdadero juicio, es declarada inocente.
Ejemplos no nos faltan. Tenemos el más reciente de Sito Pons, que ha visto ratificada su sentencia absolutoria, pero no es el único. Este calvario lo han sufrido también y de forma muy sonada- con ríos de tinta a sus espaldas- Teddy Bautista con el caso de la SGAE, el expresidente del FC Barcelona Sandro Rosell y Dolores Vázquez, entre otros muchos.
El problema de la voracidad mediática, sumada a las deficientes instrucciones de algunos casos judiciales, es que la sentencia absolutoria no repara el daño reputación. Es por ello que resulta interesante encontrar la manera de evitar la pena de telediario, puesto que nuestra reputación es nuestro principal activo.
La primera sería anticipar riesgos, establecer un mapa de stakeholders (incluidos los medios) y su mapa de poder poniendo siempre en el centro a las personas y los valores, y diseñar una estrategia conforme a este análisis. Así podremos empezar a trabajar en neutralizar el daño reputacional.
Choque entre el equipo legal y el de comunicación
Aquí solemos encontrarnos con el choque entre el equipo legal y el de comunicación, porque juegan con tiempos y estrategias distintas. En el primer caso hay que dar una respuesta inmediata, mientras los abogados prefieren el silencio, y esta es una estrategia que favorece la pena de telediario.
La proactividad es la única manera de evitar que la pena de telediario arruine tú reputación y nuestra única oportunidad de mitigarla para poner a salvo nuestra reputación hasta que salga el juicio, que puede tardar años. Acompañarnos en este momento complicado de expertos en comunicación en crisis será la mejor opción para salir airosos del trance.
María Luisa Moreo es directora general en Señor Lobo y Friends.