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Isis Khan: ¿Se ha desvanecido el impulso ESG?

| 22 ABRIL 2025 | ACTUALIZADO: 23 ABRIL 2025 8:45

Como cualquier aniversario, hoy es una oportunidad para celebrar y quizás, más importante aún, para reflexionar.

Para quienes trabajamos en la intersección entre el impacto empresarial y la acción climática, este recuento es especialmente sombrío. El retroceso traído por las recientes elecciones en Estados Unidos, ha sorprendido a muchos, independientemente de sus posiciones políticas, por su velocidad y su alcance. Al mismo tiempo, otras dinámicas globales avanzan, redefiniendo expectativas.

Entonces, ¿cuál es la perspectiva global y qué palancas podemos activar para seguir avanzando?

Perspectiva internacional: ejes en movimiento

El panorama global del ESG ha cambiado significativamente en los últimos meses.

En Estados Unidos, el giro político ha reorientado prioridades: el contenido sobre cambio climático ha desaparecido de las plataformas gubernamentales, el país se ha retirado del Acuerdo de París, los proyectos de combustibles fósiles han ganado terreno frente a las iniciativas renovables, que sufren recortes en su financiación. Se estima que supondrá cerca de 4.000 millones de toneladas adicionales de emisiones en 2030, equivalentes a las emisiones anuales conjuntas de la UE y Japón, o de los 140 países menos emisores del mundo.

Simultáneamente, los centros de investigación han visto recortados sus presupuestos, incluida la reciente propuesta de la Casa Blanca al Congreso de cerrar la NOAA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU., uno de los principales centros mundiales de investigación climática, meteorológica y de recursos marinos.

«Al igual que el cambio climático, el compromiso social y ambiental a nivel global no desaparecerá, pero sus dinámicas están evolucionando claramente».

En marcado contraste, China sigue posicionándose como líder a largo plazo en tecnología limpia. Solo en 2024, invirtió 940 mil millones de dólares, más que la suma de Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido. Esta cifra representó dos tercios del aumento global en inversiones en energía limpia ese año. El sector ya representa el 10% del PIB. Ahora China domina la producción global de paneles solares y baterías de litio, mientras se asegura el acceso a los minerales que impulsarán las industrias del mañana.

La Unión Europea mantiene una ventaja regulatoria con el Pacto Verde Europeo, avanzando herramientas como la CSRD y el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (MAFC), previsto para entrar plenamente en vigor en 2026.

Sin embargo, recientes señales de duda, como la apertura de la Comisión Europea a flexibilizar el objetivo de emisiones para 2040, revelan tensiones internas y niveles variables de compromiso entre sus estados miembros.

Al igual que el cambio climático, el compromiso social y ambiental a nivel global no desaparecerá, pero sus dinámicas están evolucionando claramente. Las acciones adoptadas en una región resuenan más allá de sus fronteras, influyendo en la inversión global, la investigación y la confianza en políticas.

En las decisiones estratégicas, enfrentar el riesgo de pérdida de compromiso

La reacción estadounidense contra el entorno ESG, junto a la creciente incertidumbre macroeconómica y la frágil estabilidad geopolítica, enfatiza las tensiones que enfrentan las empresas entre compromisos a largo plazo y presiones inmediatas.

Al observar el panorama, no se pueden ignorar las dudas sobre las inversiones corporativas en ESG y la fatiga generada por navegar en la incertidumbre.

Dado que la acción suele ser el mejor remedio, aquí hay cuatro decisiones concretas que puedes tomar:

  1. Promover estilos de vida sostenibles —nuestra mayor contribución.

Como especialistas en comunicación, nuestra palanca más poderosa es moldear percepciones, demostrando que el cambio climático es la historia más decisiva de nuestro tiempo—una historia capaz de unir a las personas.

Se trata de proteger lo que valoramos, y la gente escuchará cuando comprenda que vivir de forma sostenible implica ganar más que perder: mejor descanso, menos estrés, mayor salud, conexiones más profundas…

El cambio sistémico es esencial, pero insuficiente sin la adopción cultural. Por eso se necesita nuestro talento tanto para crear mensajes plurales capaces de conectar como para orquestar su resonancia a gran escala. En Silab, The Sustainable Innovation Lab de Nota Bene, llamamos a las marcas a colaborar, no solo para vender soluciones o servicios, sino para activar este movimiento.

  1. Establecer líneas rojas —aceptar decir «no».

Momentos turbulentos pueden traer claridad, no desde un juicio moral, sino desde la determinación de aquello que ya no queremos respaldar. Para nosotros, la promoción de combustibles fósiles fue una de esas líneas rojas.

En junio de 2024, tras el llamado del Secretario General de la ONU António Guterres a gobiernos y medios a dejar de apoyar la narrativa de los combustibles fósiles, nos unimos a Clean Creatives.

Más recientemente, como miembros fundadores de Clean Creatives Iberia & Portugal, invitamos a otras agencias y profesionales independientes a sumarse. En un contexto donde la industria fósil intensifica sus actividades mientras invierte apenas el 2,5% en energías limpias, seguir apoyando su narrativa ya no es un acto neutral.

  1. Mantener viva la conversación y diversificar las narrativas.

Como empresas en proceso de transformación integrando los criterios ESG, nuestro rol es encontrar a las personas donde están, estableciendo diálogos que trasciendan la polarización.

Internamente, esto implica fomentar una cultura de curiosidad, ofreciendo contenido adaptado a distintos niveles de conciencia: organiza grupos focales, invita voces inspiradoras, participa en redes profesionales. Ciencia, emoción, innovación, humor, diseño… Todos los ángulos para aprender y actuar son válidos.

Externamente, mantén abierto el diálogo con clientes y proveedores. Las herramientas ya existen, úsalas. Si estás comenzando, explora recursos como el nuevo marco B Corp o la Guía del IAB para la Comunicación Sostenible.

El cambio es un proceso compartido, y la claridad colectiva crece con conversaciones constantes e inclusivas.

  1. Recordar que apuntamos al 25%.

En momentos abrumadores, reconectar con lo básico ayuda: no estamos tratando de convencer a todos. Para romper el statu quo y alcanzar cambios transformadores se necesita una masa crítica del 25%.

Esta regla nos brinda un anclaje estratégico: nuestro trabajo no es llegar a todos, sino apoyar y amplificar esa minoría comprometida -aquellos que ya impulsan cambios en sus empresas, comunidades e industrias-.

Conclusión

No, el impulso del ESG no se ha esfumado. Sigue aquí, solo que ya no brilla con la misma intensidad. Y precisamente por eso merece aún más nuestra dedicación.

En tiempos en que los compromisos a largo plazo se ponen a prueba frente a las presiones inmediatas, crear espacios de resiliencia colectiva puede convertirse en nuestro mayor activo -y debemos hacerlos lo más inspiradores posible-.

Paradójicamente, cuanto más profundizas en la justicia climática y social, más abrumador parece el reto, pero más tangible se vuelve también. Desde allí empiezas a sentir el apoyo de la energía de quienes ya están actuando.

«No, el impulso del ESG no se ha esfumado. Sigue aquí, solo que ya no brilla con la misma intensidad».

Al final, la responsabilidad social y ambiental (eso que llamamos habitualmente «sostenibilidad») es como una lente que añade una capa a nuestra visión estratégica; una vez que la integras a tu mirada, ya no puedes dejar de hacerlo.

No se trata de dominar cada detalle, sino de diseñar con creatividad dentro de un marco responsable. Igual que pasó con lo digital hace unos años, confío en que pronto la sostenibilidad deje de ser solo un departamento aislado para convertirse en una mentalidad integrada en todo lo que hacemos.

Mientras tanto, recuerda que cada paso cuenta y que no estás solo. Cada día más personas se ponen estas «gafas del atrevimiento y del cuidado», y una vez que lo hacen, raramente se las quitan.

Isis Khan es la directora de Innovación Sostenible en Nota Bene.