La presión de los gigantes digitales no surte efecto y la UE aprueba la polémica directiva del copyright
El Parlamento Europeo ha aprobado la polémica modificación de la Ley de los Derechos de Autor en una votación ajustada con 348 votos a favor, 274 en contra y 36 abstenciones. Aunque todavía debe ser adoptada por el Consejo de la Unión Europea, decisión que podría producirse el próximo 9 de abril, pero la bendición del texto pone fin a un debate que ha involucrado a creadores, medios, plataformas y usuarios durante más de dos años.
Quienes están a favor de la nueva directiva del copyright sostienen que se ha dado un paso importante en el reconocimiento (económico) de los creadores de contenido, mientras que los críticos anticipan una censura de la actividad digital. De un modo u otro, todos coinciden en que cambiará Internet tal y como lo conocemos.
La Eurocámara se ha mantenido firme respecto a su idea de que la norma actual sobre derechos de autor favorece que las plataformas cosechen todos los beneficios, en detrimento de los creadores, como editores de prensa o artistas, que «ven como su trabajo circula gratuitamente y, sólo en el mejor de los casos reciben una pequeña remuneración por ello».
Los gigantes de Internet han ejercido una presión sin precedentes para tratar de evitar la situación actual. Muy especialmente Google, que en los últimos meses ha alertado de forma insistente sobre las consecuencias de los célebres artículos 11 y 13 (15 y 17 tras la revisión final del texto) en su servicio de Google News y Youtube.
Sin ir más lejos, el buscador comunicó el pasado enero que consideraba la posibilidad de retirar su servicio de noticias de Europa si la directiva les obligaba a pagar por enlazar. Y es que la redacción del artículo 11 plantea la implantación de una especie de Tasa Google por la que los editores pueden exigir el cobro de un canon a quienes enlacen o hagan uso de su información.
El lobby ejercido por Google ha sido importante, pero no el único. Centenares de asociaciones digitales han elevado al Parlamento Europeo una reclamación para que se consideraran las enmiendas a los polémicos artículos. Los reguladores, en cambio, consideran que el acceso a los medios depende de agregadores como Google y Facebook, lo que hace que atraer ingresos sea cada vez más difícil.