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Reino Unido se da como plazo hasta abril de 2020 para la aplicación de la ‘tasa Google’

| 30 OCTUBRE 2018 | ACTUALIZADO: 30 OCTUBRE 2018 18:55

Hasta 440 millones de libras anuales, o lo que es lo mismo, unos 494 millones de euros. Es la cantidad que espera recaudar el Gobierno británico con el impuesto sobre servicios digitales de las principales compañías tecnológicas.

El ministro de finanzas de Reino Unido, Philip Hammond, ha anunciado la creación de una tasa que gravará con un 2% los ingresos generados por compañías como Facebook, Google y Amazon en el país. El impuesto se aplicará sobre aquellas empresas que generen unos ingresos superiores a 562 millones de euros y presenten beneficios.

El anuncio ha tenido lugar en la presentación de los presupuestos británicos para el próximo año fiscal. No en vano, el nuevo impuesto comenzaría a aplicarse a partir de abril de 2020, como reacción a la tardanza internacional para crear un nuevo marco fiscal que ataje las prácticas contables de este tipo de compañías. Entraría en vigor después de un periodo de consulta.

De cumplirse los plazos, Reino Unido calcula empezar ingresando unos 300 millones de euros los dos primeros años, en 2020 y 2021, y llegar a los 494 millones de euros a partir de 2023. Sin entrar en detalles, Hammond comentó que la tasa no se aplicaría a las «pequeñas empresas emergentes del Reino Unido».

«Desincentivo para el crecimiento del mercado»

No todas las voces se muestran partidarias de una medida de este tipo. Jon Mew, director ejecutivo de IAB, ha expresado sus dudas acerca de los efectos que tendría en el mercado de la publicidad digital. «Un impuesto sobre los ingresos crearía un desincentivo para que los competidores se instalen y crezcan en el mercado e impactaría en los actores del mercado medio que impulsan la competencia y ofrecen opciones», ha asegurado.

En cambio, Stephen Woodford, director ejecutivo de la Advertising Association (AA), considera satisfactoria la creación de esta tributación, que «deberá garantizar en su detalle que Gran Bretaña siga siendo atractiva para la inversión internacional en tecnología, especialmente en un momento de un gran cambio para la relación del Reino Unido con la UE y el mundo en general «.