À Punt reduce su inversión en doblaje al valenciano hasta los 2,7 M
Diez meses después de su nacimiento, À Punt va ganando presencia en los televisores valencianos. Aunque su audiencia media todavía está lejos de la cuota promediada por el resto de cadenas autonómicas, los artífices de su resurgimiento suelen recordar que la razón de su existencia es la promoción y protección de la lengua autóctona en un entorno dominado por el castellano.
Bajo esta premisa, la televisión valenciana destina parte de su presupuesto de 70 millones de euros anuales a revitalizar la industria audiovisual de la región, paralizada durante el lustro que ha estado sin una cadena de proximidad. Objetivo para el que los responsables reclaman más recursos.
Así, una de las áreas por las que más está apostando À Punt es el doblaje de películas, series de animación y ficción y documentales, donde tras destinar 3 millones de euros en 2018 plantea reducir la inversión para este año.
El Consejo Rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació (CVMC) ha sacado a concurso el nuevo contrato de doblaje. El presupuesto máximo fijado para este 2019 es de 2,7 millones de euros (IVA incluido), lo que representa un descenso del 10% respecto al año pasado. El plazo de ejecución del acuerdo será de 18 meses a partir de la formalización del acuerdo marco.
«Para continuar emitiendo en valenciano las producciones audiovisuales adquiridas, la SAMC (sociedad gestora de la cadena) necesita recurrir a estudios de doblaje externos que realicen los trabajos necesarios para la adaptación y doblaje al valenciano de las
mismas. También necesita recurrir a estudios para el subtitulado al valenciano de las producciones», justifica la corporación en los pliegos administrativos de la nueva licitación.
Pese a este reducción en el importe del contrato, los criterios para elegir a la empresa adjudicataria se vuelven a regir más por valoraciones económicas (55%) que técnicas (45%). Cabe recordar a este respecto que a finales del 2017 el Colectivo de Profesionales del Doblaje ya expresó su disconformidad con las bases de la primera licitación, que calificaba de subasta por el peso de la oferta económica.
Los representantes del colectivo arguyeron que el criterio adoptado fomentaba que los estudios ofrecieran un precio de salida bajo que, en el momento de la adjudicación, repercutiría en los salarios de los actores. Bien es cierto que en ese momento el presupuesto del contrato no llegaba al medio millón de euros.