Roures, entre el negocio del fútbol y el procés
Lo habitual es que su nombre figure como nexo en cualquier movimiento relacionado con el fútbol en España. Y, cada vez más, con el proceso independentista catalán. Jaume Roures huye de etiquetas como millonario o nacionalista, aunque se muestra a favor del derecho a la autodeterminación. Sigue declarándose trotskista veinte años después de fundar un grupo que ha revuelto el mercado de los derechos futbolísticos y mueve más de 1.500 millones de euros de facturación.
La misma semana en la que Mediapro se prepara para pasar a las manos de Orient Hontai Capital, el fondo chino que se ha hecho con el 54% del capital, la Guardia Civil ha puesto al que fuera impulsor de La Sexta y Público bajo los focos de su investigación judicial sobre el proceso unilateral. Señalan a Roures como cerebro del documento EnfoCats, la supuesta hoja de ruta del proceso soberanista catalán.
Los agentes le asignan un papel como «elemento capital para la difusión del mensaje independentista» por su gestión al frente del centro internacional de prensa que se habilitó en Barcelona para acoger diversos actos relacionados con el 1 de octubre, entras las que destacaba una intervención del Govern «sobre el desarrollo y el resultado del referéndum ilegal». También apuntan a Mediapro por el reportaje que se centraba en las cargas policiales sucedidas el día de la convocatoria.
Ante esta vinculación, el empresario ha declarado en TV3 sentirse sorprendido por «el bajo nivel intelectual de las personas que hicieron el informe». Sí concede que el informe remitido al Tribunal Supremo guarda relación con dos documentales producidos por Mediapro y emitidos en la cadena catalana, uno sobre «Las cloacas del Estado» y otro sobre el 1-O.
Él mismo se desvinculó del procés en una entrevista concedida a El Mundo días después de la convocatoria
Horas después, la productora se defendía de estas sospechas considerándolas «un insólito ataque a las libertades de creación, información y pensamiento». «Mediapro tampoco entiende que se pueda considerar un delito la organización de un centro de prensa para acoger a los medios de comunicación desplazados a Barcelona con motivo del 1 de octubre, y ofrecer estas instalaciones a todas las partes implicadas», continuaba el comunicado.
Pese a lo aireado de estas reacciones, lo cierto es que las conclusiones del informe no han cogido por sorpresa a Roures, quien de cara a la galería siempre se ha cuidado mucho de rebajar el peso de sus negocios y sus amistades. Él mismo se desvinculó del procés en una entrevista concedida a El Mundo días después de la convocatoria.
En esa conversación, el fundador de Mediapro calificaba de montaje policial la reunión que organizó en agosto con Oriol Junqueras y Pablo Iglesias. Y, quizás previendo las consecuencias que iba a acarrear la habilitación del centro de prensa, defendió que «lo que hicimos fue sustituir a la FAPE o a las organizaciones profesionales. Ellos tenían que crearlo. Acogimos a 300 periodistas que no tenían dónde ir. Todo comenzó porque comenzaron a pedirnos servicios y le dimos mayor dimensión. ¿Cuál es el problema?».
Del mismo modo, Roures eludió cualquier grado de responsabilidad en el procés. «No soy independentista, repito. Yo defiendo el derecho a la gente a votar. Yo no pienso que sea una salida. Pero las cosas tienen que cambiar», aseguró.