Blas Cantó, representante español de Eurovisión 2021.

¿Cuánto cuesta Eurovisión?: Las grandes incógnitas económicas del festival de la canción

| 24 MAYO 2021 | ACTUALIZADO: 24 MAYO 2021 13:34

El festival europeo de la canción regresó este fin de semana tras un año de ausencia a su particular cita televisada con muchas medidas de seguridad y algún que otro positivo por coronavirus. Sin embargo, más allá de la realidad pandémica del certamen, hay una pregunta que primavera tras primavera se sigue realizando: ¿Cuánto cuesta participar en Eurovisión?

Lo cierto es que no es lo mismo representar a España en Eurovisión que hacerlo desde otro país fuera del Big Five, es decir, el grupo de cinco países (Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España) que desde principios de milenio aportan más dinero para la financiación del certamen y a las propias actividades de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), la organizadora del concurso, a cambio de acceder directamente a la gran final. Pero, ¿de qué cifras estamos hablando?

El problema en este punto es que las diferentes delegaciones tienden a mantener un oscurantismo con respecto a los datos económicos de su participación en Eurovisión que pocas veces se conoce porque además varía cada año según la propuesta que se envíe. No obstante, en el caso de España hay datos.

En concreto, en la última década, RTVE ha destinado más de nueve millones de euros a la participación de España en el festival, con unas partidas muy desequilibradas según qué edición. Así lo desveló Maldita.es en base a una solicitud de información realizada a la cadena pública en virtud de la Ley de Transparencia, quien desveló que la corporativa pública se ha gastado en Eurovisión 9,27 millones de euros entre 2011 y 2019, con una media por año de unos 535.000 euros.

Sin embargo, cada participación representa un coste distinto. Sin ir más lejos, este pasado 2020, pese a que el coronavirus canceló el desplazamiento y participación en la gala final del certamen, ya supuso un gasto de 65.000 euros para RTVE. Un resultado evidentemente ínfimo en comparación con esa media tradicional, la cual se incrementa considerablemente si se realizan galas de preselección. El caso más polémico sucedió en 2011, cuando Lucía Pérez y su ‘Que me quiten lo bailao’ generaron un desembolso de casi dos millones de euros para concluir en la 23ª posición del ranking eurovisivo.

En la última década, RTVE ha destinado más de nueve millones de euros a la participación de España en el festival.

Y es que este tipo de galas en las que se elige quién será el encargado de protagonizar las miradas de los focos europeos durante la semana de festival pueden incrementar por dos el coste del presupuesto total. El ejemplo más claro se encuentra en el año 2018, cuando Amaia y Alfred fueron los encargados de representar a España en Lisboa tras un desembolso de 536.806 euros sólo para la gala especial de preselección que corrió a cargo de Gestmusic, productora de Operación Triunfo de la que salieron estos dos artistas. Un año más tarde, con Miki y su llamativa puesta en escena, ocurrió lo mismo y la preselección añadió al presupuesto 626.291 euros. Por eso el desembolso de aquella ocasión alcanzó casi el millón y medio de euros.

Porque precisamente aquellos años en los que se acude a productoras externas para realizar las galas de preselección es cuando más asciende el monto final. De hecho, entre 2011 y 2019, el 70% del presupuesto total de RTVE destinado para Eurovisión lo han sumado estas empresas, el gasto en personal técnico y los derechos de retransmisión que España abona a la UER para emitir Eurovisión.

Derechos de retransmisión, un monto diferente en cada país

En concreto, esta cifra ronda los 300.000 euros. Y en cada país también varía. Si bien Francia aporta una cifra similar a la nacional, en el caso de Letonia el costo ronda los 150.000 euros. Es decir, la mitad. Entonces, ¿por qué España destina tal cantidad por los derechos de retransmisión y no otra? Por la audiencia que ve el festival. El coste de esta partida siempre es proporcional a la audiencia que la emisión genera en dicho país. Y si Eurovisión es visto por unos 180 a 200 millones de telespectadores repartidos alrededor del mundo, según datos de Eurovisión TV, en España entre 2011 y 2019 ha cosechado una media de 5.396.000 espectadores. Y ahí está la clave.

El problema es que no todos los países han podido desembolsar su correspondiente cifra todos los años y no han sido una ni dos las veces que un determinado país ha decidido cancelar su asistencia a este certamen por problemas económicos.

El desembolso de la organización

Este hándicap no es exclusivo de los países que concursan, sino también de los que lo organizan. ¿Acaso no es popular el rumor desmentido anualmente por el que se apunta que a España no le interesaría ganar Eurovisión por el desembolso que supone organizar el certamen el año siguiente?

Pero más allá de supuestos desmentidos, lo cierto es que la cuantía no es menor. Sin ir más lejos, este pasado 2019 Israel estuvo a punto de perder ser la sede del festival por la falta de liquidez para poder organizarlo. Tal fue la situación que el propio gobierno de Benjamin Netanyahu tuvo que rescatar el certamen con un crédito a 15 años de 30 millones de euros con el fin de paliar la situación.

Un desembolso que se queda muy por debajo de la astronómica cifra que puso Azerbaiyán sobre la mesa en 2012: 60 millones de euros para su organización. Esto fue cuatro veces más que los 15 millones de euros que destinó Suecia un año más tarde para su celebración, de los cuales 14 millones les fueron devueltos gracias al gasto que generaron los 32.000 turistas que se desplazaron a Malmö en aquella ocasión.

Aquellos años en los que se acude a productoras externas para realizar las galas de preselección es cuando más asciende el monto final.

Una práctica rentabilidad que cierto es que rara vez sucede. Sin ir más lejos, la radiotelevisión de Portugal (RTP) desveló que acoger Eurovisión les deparó unas pérdidas cercanas a los cuatro millones de euros. Unos números que en el caso de Dinamarca 2014 fueron mayores. En concreto, de los cerca de 45 millones de euros que pagó Copenhague en aquella ocasión, los turistas le generaron un reembolso de cerca de 12 millones.

¿Es caro para RTVE participar en Eurovisión?

Esta es la gran cuestión que se plantea anualmente cuando se acerca la celebración del certamen. Y la respuesta es negativa. ¿Por qué? Poniendo sobre la mesa los 617.403 euros de presupuesto con el que ha contado RTVE para que Blas Cantó actuara en Rotterdam este 2021, de los cuales 300.000 han ido a parar directamente a los derechos de emisión (no sólo de la gala final, también de las dos semifinales del martes y el jueves), los resultados no pueden ser más positivos para la cadena pública.

El motivo no es otro sino que una producción televisiva en el prime time de TVE como puede ser Cuéntame, que tiene un coste de producción por capítulo algo superior a los 700.000 euros, o MasterChef, con unas cifras que rondan los 500.000 por programa. Y ambos con una expectación menor. Es decir, mientras Eurovisión ha sumado una media de cinco millones de telespectadores en sus últimas nueve celebraciones, la historia de los Alcántara ha congregado en su última temporada una media de 1.730.000 espectadores y el talent culinario está arrastrando en su novena edición cada semana a 1.600.000 espectadores. Una diferencia que sin duda desequilibra la balanza a favor de las eurovisivas melodías que de nuevo este sábado volverán a festejar su particular Europe’s living a celebration.