Clemente González Soler, presidente ejecutivo del Grupo Alibérico.

El presidente ejecutivo de Ifema sale del consejo de El Economista

| 28 ENERO 2019 | ACTUALIZADO: 29 ENERO 2019 8:46

La reorganización empresarial que se vive en la editora de El Economista no se limita al relevo en la cúpula, sino que tiene más recorrido. A la reciente contratación de Pablo Caño como nuevo consejero delegado se ha sumado en las últimas semanas una salida relevante en el consejo de administración.

Se trata de Clemente González Soler, presidente del comité ejecutivo de Ifema y responsable del grupo industrial Alibérico. Después de tres años formando parte del órgano de gobierno de Ecoprensa, el empresario gallego abandonó su asiento el pasado 3 de diciembre. Fuentes del entorno del empresario precisan que manifestó su intención de abandonar la editora en noviembre y un mes después formalizó su dimisión por medio de un escrito.

El cese de González Soler deja reducido el consejo de El Economista a diez miembros: el presidente, cargo que continúa ocupado por Alfonso de Salas aunque la intención es que vaya retirándose poco al poco del día a día del periódico; los vicepresidentes Gregorio Peña y Salvatore Carrubba, miembros del equipo fundacional de El Economista; y otros siete consejeros, entre los que se encuentran Claudio Calabi, Javier Sobrino y un representante de Il Sole 24 Ore, entre otros.

El Economista anunciaba hace unas semanas estar preparado para afrontar una nueva etapa de innovación digital con el pago por contenidos como apuesta de futuro. El desempeño de Caño como máximo responsable será fundamental a la hora de poner en marcha esta estrategia en el corto plazo. La publicación ve como una garantía la posición de liderazgo de ocupa en el mercado de la prensa económica digital española, por lo que planea impulsarlo hacia 2020.

Otro de los principales retos que se le plantean es lograr reactivar un inversión publicitaria que en 2018 cerró por debajo de lo esperado en el sector y las previsiones para este año no son mucho más favorables.

Desde enero Editorial Ecoprensa vuelve a llevar el control pleno de la comercialización de su publicidad, tras poner fin a la alianza que mantenía con Vocento desde 2016. El peso de la gestión comercial recae sobre David Grijalba, quien se incorporó al medio hace unos meses.

Al igual que el resto de medios, el tiempo corre en contra de El Economista. En 2017 -sus últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil- la compañía perdió 421.115 de euros y sus ingresos fueron de 16 millones, de los que más mitad procedieron del negocio digital.

De cara a la etapa empresarial recién estrenada, sus accionistas acordaron reducir el capital social en 4,3 millones de euros y dejarlo fijado en 8,7 millones de euros para compensar el saldo negativo acumulado en los últimos ejercicios.