Miguel Ángel Aguilar, Nemesio Rodríguez y Antonio Fernández-Galiano.

Fernández-Galiano (AMI): «Las plataformas están construyendo un gran negocio con nuestros contenidos»

| 11 DICIEMBRE 2020 | ACTUALIZADO: 14 DICIEMBRE 2020 9:05

El periodismo lleva mucho tiempo con el agua al cuello. Casi todo lo que va de siglo XXI, periodo en el que se ha llenado de obstáculos el camino de la profesión. Algunos más difíciles de salvar que otros, como las profundas diferencias con las plataformas tecnológicas, a las que los medios acusan de ejercer una posición dominante, o la pérdida de influencia.

La complicada realidad del periodismo, más que asumida dentro del sector, centró una de las ponencias del marco Claves 2021, organizado conjuntamente por la Asociación de Medios de Información (AMI) y WAN-IFRA. El encuentro virtual contó con la participación de Antonio Fernández-Galiano, presidente de Unidad Editorial y de la patronal de prensa; Nemesio Rodríguez, presidente de FAPE; y la moderación de Miguel Ángel Aguilar, secretario general de la Asociación de Periodistas Europeos.

Una de las conclusiones generales a las que llegaron los ponentes es la necesidad de reivindicar la relevancia del periodismo y «su función como pilar básico de la democracia», según Fernández-Galiano. No obstante, esta defensa de la profesión choca de frente con la delicada situación económica que atraviesan las empresas de medios, particularmente aquellas dedicadas a la edición de prensa escrita. «Corremos el riesgo de que el papel que han venido desempeñando los periódicos puede estar en cuestión», apuntó el presidente de la AMI.

Se trata de una preocupación generalizada. «La pandemia nos ha vuelto a colocar en una situación difícil», alertó Rodríguez, para el que todavía está reciente el recuerdo de los cerca de 13.000 puestos de trabajo perdidos en el sector desde la crisis de 2008. Una situación que, en su opinión, corre el riesgo de agravarse ante los planes de despidos planteados desde varias empresas en las últimas semanas. Entre ellas Prensa Ibérica y Unidad Editorial, que a día de hoy pretenden prescindir de más de medio centenar de trabajadores.

Rodríguez expuso las razones que, a su juicio, explican el deterioro del periodismo. Además de la propia debilidad de las cuentas económicas de las empresas, señaló la excesiva polarización de los medios, la «connivencia entre periodistas y políticos» o el surgimiento de las redes sociales.

Este último fenómeno ha llevado a que una falta de verificación y contraste con fuentes fiables, y en consecuencia a la generación de informaciones no sujetas a normas deontológicas. Idea esta última que Aguilar completó afirmando que «antes de proteger la marca hay que prestigiarla, que se sepa quién responde de esa información».

«Agregar noticias no es periodismo»

Fernández-Galiano ahondó en este aspecto desde la perspectiva del lector medio. «Hemos pasado a una situación en la que por esa circunstancia de infodexación el ciudadano se queda en los titulares, no profundiza y por consiguiente los periódicos pierden relevancia». Una tormenta perfecta que no sería posible sin el poder de influencia de plataformas como Google o Facebook.

A este respecto, Galiano subrayó que los agregadores de noticias y las tecnológicas han hecho mucho daño a los medios de comunicación: «Están construyendo un gran negocio con nuestros contenidos y con las inversiones que hacen las compañías de telecomunicaciones». «Y fiscalmente no dejan ningún beneficio en España», ha lamentado.

Las críticas del representante de los editores van más allá. «Agregar noticias no es periodismo ni nada comparable», dijo en relación al negocio de las plataformas, las cuales «han entrado en el mercado de la publicidad y están entrando en el de la información». Esta estrategia, unida a su gran capacidad técnica, hace que utilicen «los contenidos que les damos y los datos sobre los hábitos de nuestros usuarios para hacernos la competencia a nosotros mismos».

Fernández-Galiano señaló que «los poderes públicos deben reaccionar» ante esta situación porque «la debilidad de los medios de comunicación significa la propia debilidad de las instituciones democráticas». Sobre este aspecto, Nemesio Rodríguez incidió en la necesidad de que los gobiernos potencien la «regulación de las plataformas digitales como ya se está haciendo en países como Francia o Australia» y de que apuesten por la «alfabetización mediática».