Jordi Juan, vicedirector de La VanguardiaJordi Juan

La Vanguardia afronta un profundo rediseño con la vista puesta en una comunidad de suscriptores

| 5 FEBRERO 2019 | ACTUALIZADO: 6 FEBRERO 2019 8:52

Fue la primera cabecera nacional en confirmar públicamente sus planes de implantar el cobro por contenidos en internet. Más de medio año después de ese primer anuncio y con el debate ya totalmente instaurado en el sector, La Vanguardia ha tomado la iniciativa dando a conocer la hoja de ruta de su nueva estrategia informativa.

El primer paso para pasar de las musas al teatro ha sido unificar las redacciones de papel y digital de La Vanguardia en una sola organización. Según ha explicado la compañía, el objetivo final de esta fusión, que se dio a conocer a finales del pasado noviembre, «es aprovechar al máximo los flujos informativos para mejorar la oferta periodística en un mercado cada vez más exigente y competitivo».

A partir de la integración de las actividades bajo una misma estructura y dirección, «todos los periodistas de la plantilla escribirán indistintamente para la edición de papel y la digital». Y es que la agrupación del equipo directivo del medio en torno a una mesa central permitirá una mayor agilidad en la toma de decisiones y la producción informativa.

Tal y como reconoce su vicedirector, Jordi Juan, a DIRCOMFIDENCIAL, el carácter transversal introducido en la redacción cambiará la forma en que se trabajaba hasta ahora, pero no el concepto: «La actitud del usuario frente al diario de papel o frente a la noticia que consulta en el móvil es diferente».

En este sentido, en la edición de papel seguirá primando el ofrecer la información de forma más jerarquizada, con un mayor peso al análisis y la reflexión. En cambio, la versión digital seguirá cultivando una cobertura «ágil e inmediata», aunque no por ello «menos trabajada y menos fiable».

No en vano, en el marco de esta reestructuración organizativa se ha agrupado a todos los periodistas en dos áreas principales: ‘contenidos’, que aglutina todas las secciones del diario, y ‘última hora’, que estará formada por periodistas especializados en la inmediatez. De hecho, esta última es una estructura habitual entre los digitales generalistas.

Asimismo, el equipo directivo de la cabecera del Grupo Godó aprovechará la reorganización para rediseñar ambas ediciones durante este año. «Hemos creído oportuno que era una buena oportunidad también impulsar las dos ediciones, tanto la digital como la de papel. No vamos a hacer una revolución, sino que vamos a hacer ligeras modificaciones para mejorarlas. Los últimos cambios en el papel fueron hace más de diez años y la nueva maqueta de la edición web la reformamos hace cuatro. Ya tocaba hacer una mejora. Los cambios han de permitir elevar los estándares de calidad de los dos productos», explica Jordi Juan a este medio.

En el marco de esta reestructuración organizativa se ha agrupado a todos los periodistas en dos áreas principales: contenidos y última hora.

El centro de todos estos movimientos es la puesta en marcha en los próximos meses de un muro de pago. En lo referido al desarrollo tecnológico de la plataforma que dará cobijo a este proyecto, el Grupo Godó ha firmado un acuerdo con Piano para instalar una solución tecnológica que permitirá conocer mejor los usos e intereses de la audiencia.

Si bien esta tarea no es en absoluto fácil, la principal obsesión sigue siendo crear una comunidad lo suficientemente amplia y activa que permita abordar con garantías la estrategia del cobro por contenidos. A este respecto, se consideran potenciales suscriptores digitales tanto los 54.950 lectores con los que cuenta el periódico impreso como los grupos de usuarios habituales en la web.

Para el número dos de La Vanguardia, «nuestra obligación es ofrecerles un mejor servicio para hacer crecer estas cifras». Por esta razón, asegura estar trabajando en varios proyectos a corto plazo para mejorar la relación con los lectores, como «ofrecer un servicio de información segmentada (vía newsletters), organizar encuentros con nuestros periodistas para que conozcan mejor como trabajamos y abrir nuevas vías de participación (tenemos una red de Lectores Corresponsales que ya cubre 31 ciudades de todo el mundo)».

Otro de los objetivos que se encuadran dentro de este plan es la potenciación de las redes sociales, principalmente Instagram, donde La Vanguardia acumula actualmente más de 200.000 seguidores. Dadas las oportunidades que ofrece esta plataforma como canal de distribución informativo, se ha dibujado una apuesta clara por la creación de contenidos exclusivos.

Sobre la importancia creciente de las redes sociales en esta nueva etapa, Juan sostiene que «La Vanguardia debe estar donde está la gente. Si los hábitos de consumo informativo cambian y los usuarios se desplazan a las redes sociales, allí nos encontrarán. Nos adaptamos también al ritmo de las redes. A veces unas suben y otras bajan. En este mercado oscilante, pretendemos estar presente en todas. La nueva estrategia va a permitir mejorar la calidad informativa de los dos productos, y por tanto, mejorarán los contenidos que colguemos en las redes».